La generación del 90' se ha visto afectada por ciertas carencias en comparación con sus antecesoras: La comercialización masiva deja poco lugar para el romance y la imaginación, los buenos boliches ya no existen y la electrónica se apoderó de la música en la televisión. Pero ese puñado en la historia de la humanidad se vio gratamente compensada por el progreso tecnológico que les brindaría (no a precios baratos) diversas consolas de juegos para ocio, goce y placer singular y grupal.
Los videojuegos de fútbol, encabezados por el Winning Eleven, el Pro Evolution Soccer y el FIFA, nos regalaron días, tardes y noches de hazañas, caídas, batacazos y victorias. Podíamos plasmar toda nuestra creatividad didáctica en un simulador cada vez más exacto de lo que sucede dentro de una cancha de fútbol. ¿Pero que sucedería si, muy lentamente, la diferencia entre lo que sucede en un partido de fútbol virtual y uno real se torna cada vez más difícil de diferenciar? Este escrito propone identificar los factores que hacen que el imitado adopte, consciente o inconscientemente, el rol de imitar al imitador.
4) Equipos que desaparecen del mapa
Quizá no fueron conjuntos que acumularon trofeos a nivel mundial durante la generación de los juegos de PC y Play Station, pero supieron bañarse en gloria en tiempos dorados, rotando entre la gloria y el mote de actores de reparto del mundo del fútbol. Pésimas decisiones económicas y nefastos manejos financieros dejaron agonizando al Rangers escocés y al Parma italiano. El primero, conjunto legendario de su país, a la par del Celtic. El segundo, varios escalones debajo en los últimos años en comparación con los titanes del calcio, pero con las copas levantadas en la década del noventa aún vigentes en la memoria. Ambas escuadras vieron forzada su desaparición ante una situación administrativa insostenible, forjando una refundación en categorías inferiores a las que supieron habitar en tiempos mejores. Mención aparte para el malogrado Portsmouth, sumergido en las categorías de ascenso inglés tras mala fortuna en sus resultados deportivos.
Habitúes de la primera plana del fútbol europeo, ese que desde la Argentina tanto amamos consumir, fueron tragados por un agujero negro del fútbol que solo dejó recuerdos. En diversos simuladores de manager (e incluso en los pasillos del modo edición presente en Winnings, PES's y FIFA's) uno puede cranear su propio equipo desde los cimientos. Quizá algunas horas empleadas en aquel ocio prestadas por parte de hinchas escoceses, italianos e ingleses rindan frutos ahora que no queda más que nada en sus equipos.
3) Los Dream Teams cada vez son más
Ingresar al modo edición, agarrar a un equipo medio pelo, llenarlo de superestrellas de elite y adulterar las capacidades de los jugadores a su máximo nivel (el famoso poner a todos en 99). Clásica estrategia bilardista aplicada al ámbito de los juegos de fútbol (?). Sin embargo, los petrodolares y los magnates con mucho dinero para invertir han sabido ahorrar este trabajo a los usuarios. Hace años, hubiera sido impensado que Ruud Van Nisterooy vistiera la casaca del Malaga, que Samuel Eto'o jugara en el ignoto Anzhi ruso, que Rivaldo se pusiera la casaca de un club uzbeko, que el Manchester City tenga en su banco de suplentes a varias superestrellas esperando entrar al cambo de juego, que David Villa jugará oficialmente en un club australiano ó que Andrea Pirlo y Steven Gerrard se cruzaran en un encuentro de la liga de soccer estadounidense.
Pero hagamos una parada en el caso más emblemático: El del ya mencionado City inglés, que pasó de la intrascendencia y el conformismo con obtener una mera clasificación a un torneo continental, a gozar de un aún joven pero intenso protagonismo en el fútbol de su país, con tentativa a tomar un mayor lugar de prestigio de cara al fútbol europeo, su cuenta pendiente en su nueva etapa de dinero en multitudes y fichajes extravagantes. La misma se vio inaugurada en la temporada 2008-2009, encabezada por el arribo del brasileño Robinho. A él le serían consecuentes Emmanuel Adebayor, Kolo Touré, Carlos Tévez, Mario Balotelli, David Silva, Sergio Aguero, entre tantísimos otros jugadores de monumental nivel.
Quizá si adoptamos una mirada un poco más conservadora y nostálgica, es un poco chocante ver a pequeños conjuntos fortalecidos puramente por dinero extranjero, ante la pura gracia de que a un bolsillo acaudalado le cayó bien su nombre o la ciudad donde reside. Tampoco merece la pena caer en el discurso del amor por la camiseta y el club del barrio, el cual por un lado aún sigue vigente pero por el otro nos hace contradecirnos. A fin y a cabo, la plata no es mala; Malo es lo que se puede llegar a hacer con ella. Y hasta ahora, ninguno de los tipos recientemente nombrados hizo el mal. ¿No?
2) Las hazañas de los pequeños y los fracasos de los gigantes
Es cierto, los batacazos existen desde el génesis del fútbol profesional en diversas partes del globo. Sería generalizar posicionarse en un caso puntual, e incluso pecar de escasos en cuanto a análisis, por más humilde que sea este post. Por eso lo más familiar va a ser posicionarse en lo masivo: La Copa Mundial de fútbol. Ni el más entusiasta fanático de Costa Rica pudo haber imaginado el increíble reto que superó su valiente combinado nacional, al quedar puntera de un grupo que tenía en sus filas a Uruguay, Italia e Inglaterra. Ni el más pesimista hincha italiano pudo haber tenido tan nefasto pensamiento de idear que su selección quedara eliminada en primera ronda de dos Mundiales consecutivos. Ghana al borde de las semifinales en el 2010, Chile superando a España en fase de grupos e Inglaterra última de su grupo en 2014, con el adicional del increíble, inédito y quizá irrepetible 7 a 1 de alemanes ante brasileños. Hechos que rozan la ciencia ficción pero encarnados por el fútbol de estos tiempos.
Todos hemos sufrido alguna apabullante goleada ante un rival superior en el terreno de la Play Station, aún cuando nosotros eramos un equipo de primer nivel y nuestro oponente un humilde conjunto de alguna perdida liga regional inglesa. Ó mismo nosotros hemos gozado de romper redes con alguna escuadra de menor nivel ante algún titán del fútbol. Los juegos nos permiten invisibilizar la línea que separa la realidad de la ficción mediante la simulación virtual. Lo cierto es que a veces ciertos hechos de la realidad cumplen con ese rol.
1) El factor Tim Krul
¡Sorpresa! (?). El primer puesto se lo lleva un hecho muy puntual del ya reivindicado último Mundial. Cuartos de final entre Holanda y Costa Rica. El empate en cero no se torció en ciento veinte minutos. Los naranjas, comandados por Louis Van Gaal, aún podían realizar un cambio más. Lejos de adecuarse a mandamientos tradicionales del fútbol y ciego por sumergirse en una táctica riesgosa pero canonizadora en caso de obtener victoria, el técnico sustituyó a su guardameta titular, Jasper Cillesen por el arquero suplente, el hasta entonces casi ignoto Tim Krul. Cillesen salió comprendiendo la situación. ¿Había tenido una mala noche y su participación en la tanda de penales era potencialmente insegura? Para nada. ¿Se encontraba lesionado y no podía continuar? Ni de cerca. Entonces, ¿qué pasó?
"Te voy a hacer la psicológica". Quizá no con esas palabras exactas, pero jugando al FIFA, PES ó Winning (incluso, ¿por qué no? algún Football Manager) todos hemos hecho, o hemos padecido, alguna sustitución fuera de lo común en algún tramo cúlmine del partido. Poner al arquero como delantero para que vaya a cabecear un corner, poner dos delanteros de defensa centrales, armar un mediocampo solo con atacantes, mandar al más alto del equipo al arco para detener una pena máxima, aún cuando este no es guardavalla. La psicológica es una estrategia mediante la cual se busca interferir en la tranquilidad pasiva de nuestro oponente, apelando a realizar un acto inesperado que lo desestabilice, permitiéndonos a nosotros utilizar su inestabilidad como puente hacia la victoria.
Krul detuvo dos penales y fue vital para la clasificación holandesa a las semifinales. Van Gaal fue Dios por unos instantes, durante en aquella memorable velada brasileña.
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