martes, 14 de julio de 2015

Argentina- 1 Bolivia- 0



El título delata un partido que tranquilamente se podría dar en contexto de una eliminatoria o torneo juvenil, también en el ámbito amistoso y, ¿por qué no?, en un mundial de su categoría. Fue un friendly match el que hizo que estas dos selecciones se enfrentaran a fines del 2010, en una fecha hundida entre preocupaciones mayores como las fiestas, las vacaciones y las mesas de examen.  Pero en aquel cotejo ocurriría un hecho insólito, polémico y misterioso. El paso del tiempo y el ninguneo mediático lo sumergieron en un ostracismo. ¿Qué ocurrió aquel día?

El 17 de diciembre de 2010 jóvenes argentinos (Esteban Andrada; Adrián Martínez, Germán Pezzella, Leandro González Pirez y Lucas Rodríguez; Juan Iturbe, Jonathan Mazzola, Rodrigo Battaglia y Michael Hoyos; Mauro Díaz y Sergio Araujo) y bolivianos (Pedro Lusquiño; Sergio Garzón, Jorge Toco y Alejandro Méndez; Ramiro Ballivian, Alejandro Chumacero, Diego Hoyos y Leandro Gareca; Darwin Ríos y Gianakis Suárez y Landivar Reyes) se vieron las caras en un encuentro disputado en la provincia de Córdoba debido a un torneo amistoso entre selecciones Sub 20 del continente. Y dentro de la normalidad de aquella noche, emergía una curiosidad: El árbitro. La participación de Hector Baldassi había sido extrañamente cancelada desde AFA y, entre gallos y medianoche, había aterrizado en suelo nacional un tal Lengyel Kolos, referí originario de Hungría. Independientemente del curioso origen de Kolos, la noche cordobesa estaba lista para atestiguar el partido. Fue dado el pitido inicial y la pelota comenzó a rodar. Como diría Eduardo Sacheri, lo raro empezó después.

El partido era chato, aburrido y con escasas ocasiones de riesgo para ambos lados. Parecía que el único factor influyente era el calor de aquel crepúsculo cordobés. Hasta que el juez húngaro se llevaría los pocos flashes presentes a causa de una decisión inexplicable. Cuando el partido llegaba a su fin adicionó… 12 minutos. No existían justificaciones, ya que había sido un cotejo prácticamente sin interrupciones. Y como frutilla del postre, Kolos cobraría un penal  altamente discutible a favor de los dirigidos por Walter Perazzo. Sergio Araujo cambiaría la pena máxima por gol y, mientras el conjunto visitante hacía fila para insultar y reclamar ante Kolos, Argentina se llevaba un triunfo poco satisfactorio en su casa. Marco Sandy, DT de la escuadra boliviana, debió contener a sus jugadores para evitar que las protestas pasaran a mayores. Un escándalo.

Pero para sumarle un toque de intriga y de sombras a lo ocurrido aquella noche de Diciembre, tenemos que ir al accionar de un periodista que concurrió al lugar de los hechos. Federico Giammaría, cronista de La Voz del Interior, busco alguna explicación a lo sucedido en una suerte de entrevista con Kolos dada tras el partido en el hotel donde él se alojaba. La única respuesta que recibió fue un tibio “Solo hice mi trabajo” desde el juez. Acto seguido se retiraría escudado por un puñado de hombres de traje con rasgos asiáticos. Que había gato encerrado ya era una realidad asumida. Pero tendríamos que esperar más de dos años para entender un poco lo que sucedió en aquella ocasión.


En febrero de 2013, Rob Wainwright, director de Europol, denunció la existencia de casi 700 partidos amañados, vía arbitraje, jugadores o dirigentes, “a piacere” de la mafia de las apuestas ilegales. Y uno de los casos señalados por Wainwright fue el Argentina- 1 Bolivia- 0 ocurrido en Córdoba tiempo atrás. El acusado de liderar las maniobras fue Eng Tan Seet, hombre originario de Singapur y supuesta cabeza de la camorra ilegal que infectaba al fútbol a nivel mundial (la mancha de los partidos arreglados salpicaba, además de a América del Sur, a Europa). ¿Se acuerdan de los extraños hombres de rasgos asiáticos que caminaban junto a Kolos observados por Giammaría en la noche de los 12 minutos adicionados? La chance de que Eng Tan Seet estuviera, al menos por una noche, en suelo argentino acompañado por sus secuaces es completamente posible.

Kolos, tiempo más tarde, sería detenido en su país, a la par de otros árbitros acusados desde la justicia que posteriormente serían suspendidos de por vida por la FIFA a causa de la corrupción. Sobre sus hombros se posaban acusaciones de influencia en el resultado final de diversos partidos internacionales para beneficio de la mafia de las apuestas. Pero la pregunta es… ¿por qué un partido discreto y de poco peso a nivel fútbol escondía semejante trama a sus espaldas?

Que la poca importancia que le dieron las noticias a lo sucedido haya servido de “escudo” para llevar a cabo la operación ilegal es un factor importante. Sin embargo, mejor recurrir a lo redactado por Christian Colonna sobre el detrás de escena del descaro desde el punto de vistas de las apuestas:
Argentina-Bolivia, por un torneo amistoso Sub20. Antes de empezar el partido, las cuotas eran: Argentina, 1,10; empate, 7; y victoria de Bolivia, 25. A medida que los minutos van pasando y el partido sigue 0-0, lo normal es que vaya bajando la cuota del empate. Así, en cualquier encuentro “limpio”, las cuotas al comienzo del segundo tiempo, habrían sido: Argentina, 1,40, empate, 5 y Bolivia, 15. Sin embargo, aquella noche, los números no se movieron. No se movieron en ese momento y tampoco se movieron a medida que se acercaba el final. Un 17 de diciembre de cualquier año se reducen mucho las opciones de apuestas (no hay fútbol argentino, se pararon las grandes ligas europeas por las fiestas o por el frío, todavía no arrancó la temporada de tenis…) y por eso hubo grandes movimientos en ese torneo amistoso (…) Llegando al minuto 90 y con el partido todavía 0-0, ¿cuánto tenía que pagar el empate? 1,10 por lo menos. Sin embargo, Argentina seguía pagando 1,10. 

Era evidente algo raro había y que las casas de apuestas ya tenían mucho dinero jugado de antemano a la victoria local.

El referí Kolos

En Septiembre del 2013 Eng Tan Seet fue capturado y hoy en día se encuentra esperando su juicio. Kolos, alejado de las canchas, ve su carrera tirada a la basura mientras espera que caiga sobre su cuello el peso de la ley. Federico Gianmmaría, aquel curioso cronista que pudo sacarle algunas palabras al húngaro, vería como un escrito suyo de un partido ignorado por la prensa se convierte en una prueba de valor incalculable sobre las acciones de la mafia de los partidos en suelo argentino. Para describir el resto de la historia, simplemente no alcanzan las palabras.


Quien les escribe conoció los hechos redactados anteriormente gracias a lo escrito por Gustavo Veiga (quien citó a Federico Gianmmaría) y el ya mencionado Christian Colonna en las notas De transa en transa y Tramposos sin disimulo escritas para la revista Un Caño de marzo de 2013. Un Caño, tesoro a nivel revistas del fútbol argentino, lamentablemente ya no sigue más en circulación. Los segundos Miércoles de cada mes, donde al menos en mi caso la revista llegaba a mi casa, se siente un gran vacio que se tornó muy difícil de llenar. Gracias por la magia Un Caño. 

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