El título delata un
partido que tranquilamente se podría dar en contexto de una eliminatoria o
torneo juvenil, también en el ámbito amistoso y, ¿por qué no?, en un mundial de
su categoría. Fue un friendly match el que hizo que estas dos selecciones se
enfrentaran a fines del 2010, en una fecha hundida entre preocupaciones mayores
como las fiestas, las vacaciones y las mesas de examen. Pero en aquel cotejo ocurriría un hecho
insólito, polémico y misterioso. El paso del tiempo y el ninguneo mediático lo
sumergieron en un ostracismo. ¿Qué ocurrió aquel día?
El 17 de diciembre de
2010 jóvenes argentinos (Esteban Andrada; Adrián Martínez, Germán Pezzella,
Leandro González Pirez y Lucas Rodríguez; Juan Iturbe, Jonathan Mazzola,
Rodrigo Battaglia y Michael Hoyos; Mauro Díaz y Sergio Araujo) y bolivianos (Pedro
Lusquiño; Sergio Garzón, Jorge Toco y Alejandro Méndez; Ramiro Ballivian,
Alejandro Chumacero, Diego Hoyos y Leandro Gareca; Darwin Ríos y Gianakis
Suárez y Landivar Reyes) se vieron las caras en un encuentro disputado en la
provincia de Córdoba debido a un torneo amistoso entre selecciones Sub 20 del
continente. Y dentro de la normalidad de aquella noche, emergía una curiosidad:
El árbitro. La participación de Hector Baldassi había sido extrañamente
cancelada desde AFA y, entre gallos y medianoche, había aterrizado en suelo
nacional un tal Lengyel Kolos, referí originario de Hungría. Independientemente
del curioso origen de Kolos, la noche cordobesa estaba lista para atestiguar el
partido. Fue dado el pitido inicial y la pelota comenzó a rodar. Como diría
Eduardo Sacheri, lo raro empezó después.
El partido era chato,
aburrido y con escasas ocasiones de riesgo para ambos lados. Parecía que el
único factor influyente era el calor de aquel crepúsculo cordobés. Hasta que el
juez húngaro se llevaría los pocos flashes presentes a causa de una decisión
inexplicable. Cuando el partido llegaba a su fin adicionó… 12 minutos. No
existían justificaciones, ya que había sido un cotejo prácticamente sin
interrupciones. Y como frutilla del postre, Kolos cobraría un penal altamente discutible a favor de los dirigidos
por Walter Perazzo. Sergio Araujo cambiaría la pena máxima por gol y, mientras
el conjunto visitante hacía fila para insultar y reclamar ante Kolos, Argentina
se llevaba un triunfo poco satisfactorio en su casa. Marco Sandy, DT de la
escuadra boliviana, debió contener a sus jugadores para evitar que las
protestas pasaran a mayores. Un escándalo.
Pero para sumarle un
toque de intriga y de sombras a lo ocurrido aquella noche de Diciembre, tenemos
que ir al accionar de un periodista que concurrió al lugar de los hechos.
Federico Giammaría, cronista de La Voz del Interior, busco alguna explicación a
lo sucedido en una suerte de entrevista con Kolos dada tras el partido en el
hotel donde él se alojaba. La única respuesta que recibió fue un tibio “Solo
hice mi trabajo” desde el juez. Acto seguido se retiraría escudado por un
puñado de hombres de traje con rasgos asiáticos. Que había gato encerrado ya
era una realidad asumida. Pero tendríamos que esperar más de dos años para
entender un poco lo que sucedió en aquella ocasión.
En febrero de 2013,
Rob Wainwright, director de Europol, denunció la existencia de casi 700
partidos amañados, vía arbitraje, jugadores o dirigentes, “a piacere” de la
mafia de las apuestas ilegales. Y uno de los casos señalados por Wainwright fue
el Argentina- 1 Bolivia- 0 ocurrido en Córdoba tiempo atrás. El acusado de
liderar las maniobras fue Eng Tan Seet, hombre originario de Singapur y
supuesta cabeza de la camorra ilegal que infectaba al fútbol a nivel mundial
(la mancha de los partidos arreglados salpicaba, además de a América del Sur, a
Europa). ¿Se acuerdan de los extraños hombres de rasgos asiáticos que caminaban
junto a Kolos observados por Giammaría en la noche de los 12 minutos
adicionados? La chance de que Eng Tan Seet estuviera, al menos por una noche,
en suelo argentino acompañado por sus secuaces es completamente posible.
Kolos, tiempo más tarde,
sería detenido en su país, a la par de otros árbitros acusados desde la
justicia que posteriormente serían suspendidos de por vida por la FIFA a causa
de la corrupción. Sobre sus hombros se posaban acusaciones de influencia en el
resultado final de diversos partidos internacionales para beneficio de la mafia
de las apuestas. Pero la pregunta es… ¿por qué un partido discreto y de poco
peso a nivel fútbol escondía semejante trama a sus espaldas?
Que la poca
importancia que le dieron las noticias a lo sucedido haya servido de “escudo”
para llevar a cabo la operación ilegal es un factor importante. Sin embargo,
mejor recurrir a lo redactado por Christian Colonna sobre el detrás de escena
del descaro desde el punto de vistas de las apuestas:
Argentina-Bolivia, por
un torneo amistoso Sub20. Antes de empezar el partido, las cuotas eran:
Argentina, 1,10; empate, 7; y victoria de Bolivia, 25. A medida que los minutos
van pasando y el partido sigue 0-0, lo normal es que vaya bajando la cuota del
empate. Así, en cualquier encuentro “limpio”, las cuotas al comienzo del
segundo tiempo, habrían sido: Argentina, 1,40, empate, 5 y Bolivia, 15. Sin
embargo, aquella noche, los números no se movieron. No se movieron en ese
momento y tampoco se movieron a medida que se acercaba el final. Un 17 de
diciembre de cualquier año se reducen mucho las opciones de apuestas (no hay
fútbol argentino, se pararon las grandes ligas europeas por las fiestas o por
el frío, todavía no arrancó la temporada de tenis…) y por eso hubo grandes movimientos
en ese torneo amistoso (…) Llegando al minuto 90 y con el partido todavía 0-0,
¿cuánto tenía que pagar el empate? 1,10 por lo menos. Sin embargo, Argentina
seguía pagando 1,10.
Era evidente algo raro había y que las casas de apuestas
ya tenían mucho dinero jugado de antemano a la victoria local.
El referí Kolos |
En Septiembre del 2013
Eng Tan Seet fue capturado y hoy en día se encuentra esperando su juicio.
Kolos, alejado de las canchas, ve su carrera tirada a la basura mientras espera
que caiga sobre su cuello el peso de la ley. Federico Gianmmaría, aquel curioso
cronista que pudo sacarle algunas palabras al húngaro, vería como un escrito
suyo de un partido ignorado por la prensa se convierte en una prueba de valor
incalculable sobre las acciones de la mafia de los partidos en suelo argentino.
Para describir el resto de la historia, simplemente no alcanzan las palabras.
Quien les escribe
conoció los hechos redactados anteriormente gracias a lo escrito por Gustavo
Veiga (quien citó a Federico Gianmmaría) y el ya mencionado Christian Colonna
en las notas De transa en transa y Tramposos sin disimulo escritas para la
revista Un Caño de marzo de 2013. Un Caño, tesoro a nivel revistas del fútbol
argentino, lamentablemente ya no sigue más en circulación. Los segundos Miércoles
de cada mes, donde al menos en mi caso la revista llegaba a mi casa, se siente
un gran vacio que se tornó muy difícil de llenar. Gracias por la magia Un Caño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario