martes, 29 de diciembre de 2015

El rey del comic



 Julián (a.k.a. @Chulengol para la jerga twittera) es el craneador de una serie de historietas que se han viralizado de manera notable en internet, sobre todo entre hinchas y seguidores del fútbol argentino.  “Ni por casualidad imaginaba que podían llegar a ser tan virales. Me cayó la ficha cuando me llegó por un grupo de whatsapp un dibujo propio, enviado por un amigo que no sabía que el autor era yo. Es loco ver cómo te recomiendan a vos mismo. Cosa que si me hubiera reconocido no pasaba, claro.” reflexiona el protagonista de este post.

Mediante su computadora, @Chulengol vuelca en un virtual papel en blanco diferentes comics con tres detalles característicos: Los personajes deben estar dibujados de una manera en particular, con su cabeza similar a la forma de una P inclinada, sin nariz y con sus ojos exageradamente separados y pequeños. Los diálogos, lejos de estar diagramados en globos de texto, deben estar colocados por sobre los personajes de la viñeta, sueltos. Los mismos deben tener exageradas faltas de ortografías y abreviaciones de palabras en exceso. Por último, la trama de las historietas debe ser sorpresivamente irónicas o absurdas, pero sin perder un interesante aroma a un potencial mensaje inteligente o incluso emotivo que pueden llegar a generar en quien las lee.  “La dinámica responde al plot-twist, o giro de tuerca, donde en los primeros cuadros se representa algo que muchas veces es lo que realmente pasó, y la parodia está en el cuadro final, donde se hace el plot-twist.” explica.



Cuando observamos las historietas de @Chulengol podemos percibir cierta cultura afín al Paint y sus herramientas de dibujo. Es menester decir que su trabajo está más apegado al diseño gráfico profesional que a las límitadas bases de aquella aplicación natal de la computadora, pero sin embargo los rasgos casi marginales que puede generar el Paint crean un extraño pero efectivo atractivo en los comics. La influencia de esta tendencia la explica él mismo: “El estilo de dibujo adoptado viene de "Dolan", un meme muy popular en el 2008/2009 en donde hay un personaje que se llama Spoderman, son versiones mal dibujadas del Pato Donald y el superheroe. Tiene un humor diferente que tiende a lo morboso. Me gustó la idea del dibujo porque es rápido, y en una red social como twitter donde la gracia está en lo instantáneo, esto te da la posibilidad de hacer un dibujo a los 15 minutos de alguna noticia o hecho importante que invita a ser parodiado.”


Es cierto lo que dice @Chulengol. Las historietas de Dolan, tanto por su trama como por la particular forma de sus personajes, tenían un trasfondo perturbador (tal como pueden observar). Pero los trabajos de este twittero hincha de San Lorenzo no solo grafican con una graciosa y acida cara los conflictos e historias claves del fútbol argentino, sino que continen la capacidad de poner la piel de gallina a más de un lector. El comic que él realizó tras el anuncio de que Edgardo Bauza no continuaría al mando de El Cuervo es un claro ejemplo de esto.



Sencillamente indescriptible. Mismo efecto conllevaría la historieta realizada tras la confirmación de la vuelta de San Lorenzo a Boedo.



¿Cómo se logra mezclar de manera tan particular ese colectivo de sensaciones en un puñado de viñetas? ¿Existe un método o modus operandi preciso? “Los climas especiales creo que no los logro yo sino la gente. En las dos ocasiones por suerte pude representar algo que sentíamos todos. Es difícil abstraerse de la gracia porque el resto de los dibujos fueron en joda, pero los memes emotivos fueron muy bien recibidos y los que mayor cantidad de agradecimientos honestos tuvieron. Como en la música, creo que cualquier expresión no lingüística es satisfactoria cuando logra transmitir emociones, y así fueron y me lo hicieron saber. Son los dibujos de los que estoy más orgulloso.” Quien les escribe admite haberse conmocionado con el laburo de @Chulengol en base a la historieta de la despedida de Bauza. Y no soy hincha de San Lorenzo. Eso habla muy bien de lo realizado por este joven.


Ya hablamos del detrás de viñeta de sus trabajos, ¿y qué tal el detrás de escena de la vida del autor? “Recientemente me recibí de una carrera relacionada a la administración de recursos humanos, y como hobbie hago música, asique en realidad me dedico a otras cosas. Las historietas solo las hago por acá ¡y menos mal!, porque si tuviese que dedicarme al diseño gráfico con esta pobre calidad de dibujo, estaría pidiendo monedas en el subte o peor aún, haciendo stand up.” Salud entonces, Julián/@Chulengol 

martes, 22 de septiembre de 2015

El Mejor Entrenador del Mundo




Matt Mullen, joven originario de Inglaterra, es más grande que Josep Guardiola. Quzás esto sea olfateado como una falacia, pero dentro de la sub-cultura de los juegos de simulación de entrenador, es una realidad. El Football Manager es el paraíso virtual de los estudiantes, oficinistas y demás que se toman unas horas a la semana para encarnar al director técnico de un equipo de fútbol: Es un juego que te permite, mediante simulación, comandar las tácticas de la escuadra que vos selecciones. Puede ser de River Plate, de la Selección de Italia ó de un equipo de la segunda de Bielorrusia.

En este contexto virtual, Mullen cumplió el anhelo de varios: Construir su propio equipo-leyenda. En una partida, tomó al caído en desgracia Portsmouth, el cual se encontraba vagando sin rumbo por el under inglés, y lo llevó a ganar la Champions League. En un lugar donde la línea que separa la ficción de la realidad desaparece mientras el usuario de sumerge en la partida, nuestro amigo Matt agarró al peorcito alumno del salón y lo convirtió en prodigio. Todo esto se vio reflejado en su canal de YouTube Second Yellow Card, donde con una envidiable producción documentó bajo el título "Rebuilding Portsmouth" (en español, "Reconstruyendo Portsmouth") cada pasó del equipo desde su génesis en las cuasi regionales profundidades del fútbol hasta la divinidad futbolística misma. 

Nos contactamos con Matt, y mediante una charla que conectó Buenos Aires y Cambridge, gracias al escaso pero efectivo manejo del inglés de quien les escribe, pudimos entrevistarlo para saber que se siente ser una leyenda del Football Manager.  

Ante todo, ¿cómo describirias el proyecto Second Yellow Card? ¿De qué trata?

En un principio, arrancó como un blog de fútbol. En el 2013 se me tornó un poco aburrido. Como siempre amé el Football Manager, decidí empezar a hacer videos para YouTube sobre eso.

¿Cómo podrías describir la influencia del Football Manager en tus emprendimientos de internet, pero también en tu vida cotidiana?

El blog puntualmente no tenia en su momento influencia del juego, ya que era de fútbol “en la vida real”. De todos modos, si tiene una influencia grande en mi vida, es mi juego favorito. Así como lo podés ver en el canal de YouTube, todos los días lo juego. Cuando decidí empezar a hacer videos, supe que debían ser sobre el Football Manager.

¿Qué querías demostrar al público mediante mostrarte jugando Football Manager?

Amo contar historias sobre hazañas de equipos pequeños o desvalidos. Creo que existe más mérito y magia en tomar un equipo de los denominados chicos y llevarlo a la cima, en lugar de optar por un equipo grande y comprar los jugadores que cualquier otro compraría.

¿Cómo describirías tu campaña en Portsmouth? ¿Cuánto tiempo de tomó, tanto en el “tiempo del juego” como en la vida real y que emociones experimentaste?

Esa campaña me tomó 6 meses completarla. La partida más larga que alguna vez jugué en el Football Manager. Fueron 12 años en tiempo de juego, tomando desde el principio hasta la obtención de la Champions League. Pasé por diversas emociones, desde sentirme enojado dentro del juego cuando perdíamos partidos insólitos, hasta de sentirme frustrado cuando parecía que las cosas no funcionaban. Pero el sentimiento mas importante fue el júbilo cuando finalmente alcanzamos la Champions League. De eso se trata el Football Manager.

¿Qué sentiste tras vencer al Barcelona en aquella final de la Champions?

Nunca pensé que un videojuego podía haberme hecho tan feliz. Existe realmente una sensación preciosa de logro cuando alcanzas estas metas en el Football Manager, hecho que no veo presente en otros juegos.



¿Qué otras grandes campañas realizaste en el juego?

Disfruté mi partida en el Estrella Roja de Belgrado, aunque no haya tenido la escencia que la del Portsmouth. También tuve una en el club portugués Uniao Da Madeira previo a empezar a hacer videos en YouTube. La guardo en un lugar muy especial de mi corazón.

Quitando la final de la Champions, ¿cuál fue tu partido favorito disputado con el Portsmouth?

Hubo un cotejo que estábamos 0-3 abajo ante el West Brom, y lo remontamos 5 a 3 con Kieron Griffiths rompiéndola en el segundo tiempo.

¿Qué consejo podés brindarle a los emprendedores de partidas del Football Manager?

No doy demasiados consejos ya que no me considero un buen jugador del juego. Pero una cosa que les puedo decir es que si no cuentan con mucho dinero en la partida, contratar un scout que busque jóvenes con potencial y adquirirlos a bajo costo es una gran opción.

Por último Matt, ¿qué opinás de los jugadores argentinos en el FM?


Argentina es uno de mis países favoritos para buscar talentos jóvenes en el juego. Leandro Alcadie, en mi nueva partida, parece ser una enorme promesa. 

lunes, 14 de septiembre de 2015

Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos



Newells, en el afán de parecerse al universo Barcelona, terminó desdibujando completamente su propia identidad. En una especie de borrachez post-triunfo y cuando la sumamente productiva Era Martino comenzaba a transitar sus últimos pasos, las cabezas del equipo rosarino malinterpretaron todo.

Por un lado, confundieron la efectividad martinista con una esencia triunfadora por parte del equipo, cuando en realidad lo hecho por El Tata había sido un enorme punto y aparte de lo realizado por sus antecesores (hasta antes de su asunción, Newells había realizado campañas entre lo discreto y lo malo). Es que, justamente, Martino estuvo tan solo una temporada al mando de la escuadra. Cuando hablamos del Barcelona, nos referimos a un proceso de años, que partió desde la experiencia primeriza de Pep Guardiola al mando de los juveniles azulgranas hasta su arribo en el banco de suplentes del equipo mayor. El mismo técnico hizo sus propias inferiores y se reincorporó a aquel sistema al punto de lograr adaptarlo a su impecable forma de juego y, así, inmortalizarlo en la historia. Martino, cuando aceptó el reto de dirigir a Newells, seguramente se encontraba enormemente vinculado a aquel conjunto de manera emocional. Pero el día a día por aquellos lares era un ítem completamente desconocido para el entrenador, alejado del mismo por sus trabajos en el fútbol paraguayo y habiendo La Lepra estado sumergida por la pantanosa y maloliente gestión de Eduardo López en la brecha de tiempo entre el último partido de El Tata como jugador y el primero como técnico rojinegro.

Martino, sin dudas, dejó su huella como DT en la historia de Newells. Pero esta fue leída de manera errónea por los encargados de tomar decisiones, o incluso se terminó abusando de la misma, alegando frases exquisitas como “sentido de pertenencia” pero que, de no tener una buena táctica administrativa y futbolística detrás, son solo palabras vacias. El clímax martinista aún continuaba sin El Tata en el banco, implicando la fallida titovilanovización de su sustituto, Alfredo Berti. Seguramente el flamante entrenador tenía detrás avales que justificaran su contratación y demás ideas para aportar a lo hecho por el hoy técnico de la Selección. Pero esa decisión no deja de desprender un aroma a ingenuo en el intento de Newells por ser lo que no era. En su tiempo al mando, Martino le brindó al equipo herramientas, juego e impronta para construir su propia identidad. Berti no supo emplearlas de manera correcta. Su pasado comandando las tácticas de las inferiores rojinegras no alcanzó. La directiva le soltó la mano y AB dejó el cargo casi en un suspiro.

A fin y al cabo, ¿qué es exactamente el sentido de pertenencia? ¿Estar ligado profesionalmente y emocionalmente a un club? ¿Es suficiente eso para garantizar el tan buscado éxito? ¿Se trata de tener un tótem fundador de un estilo y que el mismo dé a luz a hábiles hijos de su obra que ocupen su puesto para cuando no esté? Pero muchachos, eso no le funcionó siquiera al supuesto reivindicado: El Barcelona de Tito Vilanova estuvo lejos de asimilarse al de Guardiola. El ciclo del sustituto Tito, sin dudas afectado por la trágica enfermedad que lo aquejaba, fue fugaz y efímero. Y cuando él abandonó la actividad aquejado por su salud, los directivos azulgranas no apelaron al “sentido de pertenencia” apostando por Jordi Roura (consecutivo a Vilanova en la línea de sucesión barcelonista), sino que fueron a por… Gerardo Martino, un absoluto ajeno a la línea del equipo catalán, tanto a nivel histórico como futbolístico.

Este enredo de nombres, malinterpretaciones y elecciones fallidas enredó en Newells al sucesor de Berti, Gustavo Raggio, luego a Américo Gallego (quizá el único independiente a esta “regla”) y, actualmente, al ex capitán y hoy entrenador Lucas Bernardi.


Newells es Newells. No es Barcelona. El guardiolismo es ejercido únicamente por Guardiola y un “copiar + pegar” de las no leídas bases y condiciones del mismo acarrea consecuencias negativas. El sentido de pertenencia no se basa en la pertenencia sino en el sentido. Hay tiempo de reparar lo malogrado, pero en el mientras tanto, los rojinegros deberán lidiar con ser lo que hacen para cambiar lo que (no) son. 

Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos, frase de Eduardo Galeano 

martes, 18 de agosto de 2015

La Psicológica



Cuando una táctica de fútbol traspasa los límites del campo de juego para producir un efecto en el campo del psiquis, es algo destacable. En un deporte que implica el dispute entre dos rivales durante largos y extenuantes 90 minutos (e incluso, a veces, 120), el hecho de penetrar en la mente de nuestro oponente para afectar su rendimiento y así obtener un beneficio, es un as bajo la manga difícil de manejar, pero potencialmente infalible. Y quien lo emplea de manera correcta, puede consagrarse como maestro supremo de las estrategias en torno al balón.

En el último post de Libero & Enganche, rememoramos un hecho del último Mundial: Cuartos de final entre Holanda y Costa Rica. El suplementario se consumía y el empate en cero se transformaba en el inevitable puente hacia la tanda de penales a por un lugar en las semifinales de la Copa del Mundo. Los costarricenses, ya consagrados como equipo revelación del torneo, eran conscientes de que un arribo a la victoria sería casi un milagro, pero ese hecho divino no parecia tan lejano mientras resistían ante las enormes atajadas del portero Keylor Navas. Los holandeses no lograban vulnerar un sólido fondo que resistía mientras el tiempo se escurría del marcador. Cualquier cosa podía pasar en aquel cotejo. La definición estaba cerca.

Segundos quedaban para que los penales sean una realidad cuando el técnico Louis Van Gaal desestabilizó cualquier pronóstico o predicción táctica en torno a su equipo. Lejos de seleccionar de sus relevos a un buen pateador que fortaleciera la suerte holandesa en la disputa de penas máximas, el entrenador mandó al campo de juego al arquero Tim Krul. Salía, sustiuido, el hasta entonces meta titular Jasper Cillesen. ¿Lesionado, acaso? Para nada. Él se encontraba en buena forma y había tenido un muy buen cotejo ante Costa Rica.

Entonces... ¿Tim Krul ingresaba por ser un atajador de penales que brindaría seguridad al larguero naranja? Para nada. En su carrera, Krul había estado frente a veinte faltas ejecutadas dentro del área. Solo atajó dos.

Pero bueno, ¿fue todo suerte? En mi humilde opinión, no. Para comprender mejor lo sucedido vamos a tener que hacer una cronología de los hechos. El génesis de los sucesos se dan en el micro holandés rumbo al encuentro. El entrenador de arqueros del plantel, Frans Hoek, le comentó a Krul que en caso de definirse el match por penales, Van Gaal lo haría entrar al campo de juego siempre y cuando quede un cambio. Y ahora nos posicionamos cronológicamente en la tanda, con el arquerito casi desconocido sumergido en su rol de responsable de parar los tiros costarricences. Antes de la ejecución, Krul se poscionaba a escasos centimetros del pateador rival, exclamándole por lo bajo algunas palabras neutrales e incluso extendiéndole la mano. La táctica vangaalista no solo buscaba impresionar al contrincante sino también mostrar sólido al ignoto arquero. Lo de Krul fue una simulación de seguridad, y el guardavalla encarnó a la perfección ese rol.

Krul atajó dos penales de los cinco que le ejecutaron. Gracias a él, Holanda avanzó a semifinales de Brasil 2014. Van Gaal pudo haber fundado una nueva religión esa misma noche: Su decisión inédita y arriesgada había sido el empuje que su equipo necesitaba para quedar al borde de la gloria. La frialdad del técnico para llevar a cabo tal acción es digna de un aplauso. Jamás titubeo al llevar a cabo su estrategia.



Explicado el contexto, vamos a adentrarnos en el suceso protagonista. Aquella táctica fue bautizada como La Psicológica.  En el escrito anterior a este, definimos a la misma como:

Una estrategia mediante la cual se busca interferir en la tranquilidad pasiva de nuestro oponente, apelando a realizar un acto inesperado que lo desestabilice, permitiéndonos a nosotros utilizar su inestabilidad como puente hacia la victoria.

Entonces, para llevar a cabo La Psicológica necesitamos tener en frente nuestro a un rival a vencer, dentro de un trasfondo de tensión y decisiones finales, las cuales una vez realizadas no tienen vuelta atrás. Este elemento es nuestra piedra en el zapato, ya que la inquietud nos puede hacer una mala pasada. Una trama donde pueda pasar cualquier cosa que tuerza todo rastro de confianza en el ambiente.

Trasfondo de Nerviosismo e Inestabilidad . Rival

El realizador de La Psicológica (a partir de ahora, Sujeto) busca la victoria en un ambiente inédito, indeciso y tenso. Justamente el apelar a esta maniobra implica buscar arribar a la misma obrando de manera inesperada, jugada y expuesta. Los requisitos de está táctica implican seguridad y firmeza. Pero ante todo decisión. Una vez ejecutada, no hay vuelta atrás. Y la línea que separa al héroe del ridículo se torna extremadamente delgada.

[Sujeto . (Seguridad + Firmeza) + Rival] / Transfondo de N e I . 

La Psicológica busca englobar todo lo recientemente repasado de manera de desequilibrar el panorama generando un foco inestable en nuestro oponente que le cause inseguridad de cara al enfrentamiento cara a cara con nosotros. Llevarla a cabo implica, entonces, una decisión, un hecho ó un factor que parta desde nuestra cabeza para plasmarlo en el campo de juego. Es el corazón de La Psicológica. Para Van Gaal, por ejemplo, fue hacer ingresar a Krul. Llamaremos a ese componente clave Acto Inesperado.

Seguridad + Firmeza . {Sujeto + Acto Inesperado. [(Rival)] / Trasfondo de N e I}

Pero falta algo más, y es el factor suerte. Van Gaal no es un mero afortunado. No ideo La Psicológica cuando el reloj marcaba los 121 minutos de cotejo. Pero, por cuestiones físicas y circunstanciales, el factor suerte es sumamente necesario en esta maniobra. Tenía un cambio más en la galera, gracias a que ningún jugador se había lesionado o siquiera había pedido la sustitución. Y encontro en el enorme autoestima de Krul un aliado. El hecho de que en dos ocasiones él haya volado para el mismo destino que es esférico habla de que el azar estuvo de su lado.


Seguridad + Firmeza . [(Sujeto + Acto Inesperado . Factor Suerte) . (Rival)] / Trasfondo de N e I}

Si la sumatoria de estos factores dan como resultado la victoria, entonces encontramos el camino correcto. Podemos decir, también, que cualquier cosa que realicemos de manera intencional en una competencia para desconcertar a un rival, obteniendo un buen resultado una vez ejecutado el plan, es sinónimo de Psicológica. Aunque claro, ese contrincante no debe ser puntualmente la Selección de Costa Rica.

Supongamos que a vos (Sujeto) te gusta una chica muy bonita. Lo que te impediría concretar un beso con ella es un contundente e inquebrantable rechazo (Rival). Un día te decidís, contra todo pronóstico, a encararla. ¿El lugar? Una fiesta realizada en un boliche, lugar con música muy fuerte, emociones a flor de piel y, desde ya, repleto de otros hombres con intereses equivalentes con la involucrada (Trasfondo de Nerviosismo e Inestabilidad). Decidís patear el tablero y ponerte un saco inédito hasta entonces en tu trayectoria nocturna. Es violeta, con un pañuelo. No te queda mal, pero es sorpresivo y la reacción ajena ante él es desconocida. Sin embargo, te perfumás y enfilás para la fiesta con tu flamante prenda (Acto Inesperado). Ves a la chica, pero antes, vas al baño y te reunís con tus dos mejores amigos. Casi como si se tratara del vestuario de un equipo antes de jugar la Copa Intercontinental, ellos te aconsejan y te hacen sentir sólido y firme (Seguridad + Firmeza). Te abrís lugar en la pista. En ese momento, empieza a sonar tu canción favorita de todos los tiempos (Factor Suerte). El mundo quiere que esa noche concretés tu meta amorosa.

Estas en frente de la chica. Te sonríe. Beso. Atajó Krul.





lunes, 17 de agosto de 2015

Cuatro hechos que muestran que el fútbol real se parece cada vez más al de los videojuegos




La generación del 90' se ha visto afectada por ciertas carencias en comparación con sus antecesoras: La comercialización masiva deja poco lugar para el romance y la imaginación, los buenos boliches ya no existen y la electrónica se apoderó de la música en la televisión. Pero ese puñado en la historia de la humanidad se vio gratamente compensada por el progreso tecnológico que les brindaría (no a precios baratos) diversas consolas de juegos para ocio, goce y placer singular y grupal.

Los videojuegos de fútbol, encabezados por el Winning Eleven, el Pro Evolution Soccer y el FIFA, nos regalaron días, tardes y noches de hazañas, caídas, batacazos y victorias. Podíamos plasmar toda nuestra creatividad didáctica en un simulador cada vez más exacto de lo que sucede dentro de una cancha de fútbol. ¿Pero que sucedería si, muy lentamente, la diferencia entre lo que sucede en un partido de fútbol virtual y uno real se torna cada vez más difícil de diferenciar? Este escrito propone identificar los factores que hacen que el imitado adopte, consciente o inconscientemente, el rol de imitar al imitador.





4) Equipos que desaparecen del mapa

Quizá no fueron conjuntos que acumularon trofeos a nivel mundial durante la generación de los juegos de PC y Play Station, pero supieron bañarse en gloria en tiempos dorados, rotando entre la gloria y el mote de actores de reparto del mundo del fútbol. Pésimas decisiones económicas y nefastos manejos financieros dejaron agonizando al Rangers escocés y al Parma italiano. El primero, conjunto legendario de su país, a la par del Celtic. El segundo, varios escalones debajo en los últimos años en comparación con los titanes del calcio, pero con las copas levantadas en la década del noventa aún vigentes en la memoria. Ambas escuadras vieron forzada su desaparición ante una situación administrativa insostenible, forjando una refundación en categorías inferiores a las que supieron habitar en tiempos mejores. Mención aparte para el malogrado Portsmouth, sumergido en las categorías de ascenso inglés tras mala fortuna en sus resultados deportivos.

Habitúes de la primera plana del fútbol europeo, ese que desde la Argentina tanto amamos consumir, fueron tragados por un agujero negro del fútbol que solo dejó recuerdos.  En diversos simuladores de manager (e incluso en los pasillos del modo edición presente en Winnings, PES's y FIFA's) uno puede cranear su propio equipo desde los cimientos. Quizá algunas horas empleadas en aquel ocio prestadas por parte de hinchas escoceses, italianos e ingleses rindan frutos ahora que no queda más que nada en sus equipos.





3) Los Dream Teams cada vez son más

Ingresar al modo edición, agarrar a un equipo medio pelo, llenarlo de superestrellas de elite y adulterar las capacidades de los jugadores a su máximo nivel (el famoso poner a todos en 99). Clásica estrategia bilardista aplicada al ámbito de los juegos de fútbol (?).  Sin embargo, los petrodolares y los magnates con mucho dinero para invertir han sabido ahorrar este trabajo a los usuarios. Hace años, hubiera sido impensado que Ruud Van Nisterooy vistiera la casaca del Malaga, que Samuel Eto'o jugara en el ignoto Anzhi ruso, que Rivaldo se pusiera la casaca de un club uzbeko, que el Manchester City tenga en su banco de suplentes a varias superestrellas esperando entrar al cambo de juego, que David Villa jugará oficialmente en un club australiano ó que Andrea Pirlo y Steven Gerrard se cruzaran en un encuentro de la liga de soccer estadounidense.

Pero hagamos una parada en el caso más emblemático: El del ya mencionado City inglés, que pasó de la intrascendencia y el conformismo con obtener una mera clasificación a un torneo continental, a gozar de un aún joven pero intenso protagonismo en el fútbol de su país, con tentativa a tomar un mayor lugar de prestigio de cara al fútbol europeo, su cuenta pendiente en su nueva etapa de dinero en multitudes y fichajes extravagantes. La misma se vio inaugurada en la temporada 2008-2009, encabezada por el arribo del brasileño Robinho. A él le serían consecuentes Emmanuel Adebayor, Kolo Touré, Carlos Tévez, Mario Balotelli, David Silva, Sergio Aguero, entre tantísimos otros jugadores de monumental nivel.

Quizá si adoptamos una mirada un poco más conservadora y nostálgica, es un poco chocante ver a pequeños conjuntos fortalecidos puramente por dinero extranjero, ante la pura gracia de que a un bolsillo acaudalado le cayó bien su nombre o la ciudad donde reside. Tampoco merece la pena caer en el discurso del amor por la camiseta y el club del barrio, el cual por un lado aún sigue vigente pero por el otro nos hace contradecirnos. A fin y a cabo, la plata no es mala; Malo es lo que se puede llegar a hacer con ella. Y hasta ahora, ninguno de los tipos recientemente nombrados hizo el mal. ¿No?



2) Las hazañas de los pequeños y los fracasos de los gigantes

Es cierto, los batacazos existen desde el génesis del fútbol profesional en diversas partes del globo. Sería generalizar posicionarse en un caso puntual, e incluso pecar de escasos en cuanto a análisis, por más humilde que sea este post. Por eso lo más familiar va a ser posicionarse en lo masivo: La Copa Mundial de fútbol. Ni el más entusiasta fanático de Costa Rica pudo haber imaginado el increíble reto que superó su valiente combinado nacional, al quedar puntera de un grupo que tenía en sus filas a Uruguay, Italia e Inglaterra. Ni el más pesimista hincha italiano pudo haber tenido tan nefasto pensamiento de idear que su selección quedara eliminada en primera ronda de dos Mundiales consecutivos. Ghana al borde de las semifinales en el 2010, Chile superando a España en fase de grupos e Inglaterra última de su grupo en 2014, con el adicional del increíble, inédito y quizá irrepetible 7 a 1 de alemanes ante brasileños. Hechos que rozan la ciencia ficción pero encarnados por el fútbol de estos tiempos.

Todos hemos sufrido alguna apabullante goleada ante un rival superior en el terreno de la Play Station, aún cuando nosotros eramos un equipo de primer nivel y nuestro oponente un humilde conjunto de alguna perdida liga regional inglesa. Ó mismo nosotros hemos gozado de romper redes con alguna escuadra de menor nivel ante algún titán del fútbol. Los juegos nos permiten invisibilizar la línea que separa la realidad de la ficción mediante la simulación virtual. Lo cierto es que a veces ciertos hechos de la realidad cumplen con ese rol.



1) El factor Tim Krul

¡Sorpresa! (?). El primer puesto se lo lleva un hecho muy puntual del ya reivindicado último Mundial. Cuartos de final entre Holanda y Costa Rica. El empate en cero no se torció en ciento veinte minutos. Los naranjas, comandados por Louis Van Gaal, aún podían realizar un cambio más. Lejos de adecuarse a mandamientos tradicionales del fútbol y ciego por sumergirse en una táctica riesgosa pero canonizadora en caso de obtener victoria, el técnico sustituyó a su guardameta titular, Jasper Cillesen por el arquero suplente, el hasta entonces casi ignoto Tim Krul. Cillesen salió comprendiendo la situación. ¿Había tenido una mala noche y su participación en la tanda de penales era potencialmente insegura? Para nada. ¿Se encontraba lesionado y no podía continuar? Ni de cerca. Entonces, ¿qué pasó?

"Te voy a hacer la psicológica". Quizá no con esas palabras exactas, pero jugando al FIFA, PES ó Winning (incluso, ¿por qué no? algún Football Manager) todos hemos hecho, o hemos padecido, alguna sustitución fuera de lo común en algún tramo cúlmine del partido. Poner al arquero como delantero para que vaya a cabecear un corner, poner dos delanteros de defensa centrales, armar un mediocampo solo con atacantes, mandar al más alto del equipo al arco para detener una pena máxima, aún cuando este no es guardavalla. La psicológica es una estrategia mediante la cual se busca interferir en la tranquilidad pasiva de nuestro oponente, apelando a realizar un acto inesperado que lo desestabilice, permitiéndonos a nosotros utilizar su inestabilidad como puente hacia la victoria.

Krul detuvo dos penales y fue vital para la clasificación holandesa a las semifinales. Van Gaal fue Dios por unos instantes, durante en aquella memorable velada brasileña.

sábado, 1 de agosto de 2015

Los técnicos de Godoy Cruz




El conjunto mendocino lleva ya siete años afianzado a la Primera División tras su ascenso en el año 2008. Anteriormente, había tenido una experiencia intermitente en la máxima categoría en la temporada 2006/2007, descendiendo en la culminación de la misma mediante la promoción. Sin embargo, su segunda travesía en primera reiventó a un conjunto mendocino que lejos de conformarse con escapar de las garras del descenso, animó varios torneos con aspiraciones hasta las fechas finales de alzarse con el trofeo de campeón. La remuneración no solo fue la fortaleza del respeto ante su nombre por parte de los equipos "más grandes",  sino también la chance de participar en competiciones continentales, léase Copa Sudamericana y, desde ya, la Copa Libertadores.

En el transcurso de los años en que el Bodeguero deleitó no solo peleando el torneo sino también con un juego en equipo elogiado de forma unánime por entrenadores y periodistas, defendieron su casaca un amplio número de jugadores. Muchos de ellos se valieron de sus buenas actuaciones para pasar a conjuntos de mayor envergadura (Nelson Ibañez, Leonardo Sigali, Leandro Caruso, David Ramírez, Ariel Rojas, César Carranza, Emanuel Aguilera, Nicolás Sánchez, Jonathan Shunke, Rodrigo Salinas, Gabriel Vallés, Diego Villar, Mariano Donda, Victor Figueroa, Carlos Sánchez...). Otros, con un poco más de edad quizá, pero mucho que demostrar aún, despuntaron el vicio con grandes resultados (Nicolás Olmedo, Jairo Castillo, Hernán Encina, Israel Damonte, Rubén Ramírez...). Un factor restante son los actores de reparto de las escuadras que armaron a Godoy Cruz en los últimos años (Zelmar García, Martín Aguirre, Juan Falcón, Emiliano Paez...).



Este puñado de futbolistas coincidieron en la etapa más exitosa del club mendocino. Un éxito que si bien no es fugaz a nivel equipo (los resultados, salvo puntuales excepciones, acompañaron positivamente a Godoy Cruz en los últimos seis años) es efímero en sus componentes: Un grupo reducido de jugadores completó más de tres años consecutivos vistiendo la camiseta azul y blanca. Aunque claro, en el paraíso de los plazos cortos también llamado fútbol argentino, dos años es una eternidad. ¿Y donde esta la contracara de la supuesta fugacidad de los jugadores del equipo? ¿Acaso en el banco de suplentes? Nada de eso. Este equipo tiene la característica de todos los años contratar a un nuevo entrenador. Los plazos largos aún no tuvieron lugar y técnicos de diversas experiencias y tácticas comandaron los destinos del Bodeguero. Y los resultados lo acompañan, mandando al demonio cualquier teoría de modernidad líquida aplicada al fútbol nacional.

Héctor Trubiano, hincha del equipo mendocino y vocal titular dentro del mismo, nos explica el modus operandi: "Siempre apostamos a técnicos jóvenes con una identidad futbolística definida. Entrenadores que trabajen mucho en lo táctico. En general, siempre buscamos un perfil parecido al de Marcelo Bielsa. Muchos videos, mucho entrenamiento físico, mucho táctico. La idea es que apuesten a los jugadores del club. Hasta ahora creo que no nos hemos equivocado. Todos han sido más o menos de la misma característica: Sin mucha experiencia quizá, pero con muchas ganas de trabajar y crecer".

Esta inclinación tuvo su génesis con la contratación de Pedro Troglio en el año 2004, tras haber abandonado la actividad futbolística un año antes. Fue la primera experiencia del hoy técnico tripero al mando de una escuadra. Continuarían el proceso dos entrenadores con una experiencia ya establecida cuyas contrataciones tenían mayor sabor a apuestas: Juan Manuel Llop (ascendió en la temporada 2005/2006) y Sergio Batista (posteriormente contratado por la Selección Sub-20). Comandados en la segunda rueda por Daniel Oldrá, hijo pródigo del club por adopción, y quien se tornaría el bombero del club en tiempos complicados, regresarían a la máxima categoría en la culminación de la 2007/2008. Una vez arribados a Primera, el sistema comenzó a tomar forma: Diego Cocca (2008-2009), Omar Asad (2010), Jorge Da Silva (2011), Martín Palermo (2012-2013), Jorge Almirón (2014), Carlos Mayor (2014) y Gabriel Heinze (2015) supieron guiar las riendas del equipo. A la hora de asumir, Da Silva y Mayor eran los más grandes en edad, con 49 años. Cocca contaba con 36, Asad con 39, misma edad que Palermo al firmar su respectivo contrato. Almirón respondía a 43 primaveras y Heinze hoy tiene 37 años.



En cuanto a experiencia, el actual técnico de Racing fue contratado tras una interesante campaña con la Comisión de Actividades Infantiles en la B Nacional. Asad fue tentado tras su trabajo en las inferiores de Vélez, siendo Godoy Cruz su primera experiencia profesional. Martín Palermo llevaba poco más de un año alejado de las canchas cuando recibió la oferta de trabajo. Da Silva venía de una grata experiencia en Defensor Sporting de Uruguay tras varios años trabajando con los juveniles de aquel país. Almirón había hecho su trayectoria en los bancos de suplentes en México, a excepción de un paso por Defensa y Justicia, tornándose un abonado al lavolpismo. Carlos Mayor era un potencial técnico del ascenso. Y Gabriel Heinze, aún quitándose los botines tras su reciente retiro, y tras ser señalado como uno de los posibles asistentes de Marcelo Bielsa en el Olympique de Marsella, acepto el reto de dirigir al Bodeguero.  Trubiano adhiere al dato de la contratación del ex Newells: "Previo a la contratación de un técnico, miramos su experiencia futbolística. Como se desarrollo en las categorías que le ha tocado dirigir. En el caso de Heinze, con la gente que ha trabajado. Es lo que nosotros buscamos en los técnicos que decidimos contratar"

Como en toda regla, hay excepciones. Hubo contrataciones que lejos estuvieron de cumplir las expectativas. Ambas fueron, curiosamente, irrespetuosas de la "norma" en torno a los directores técnicos. Hablamos de los casos de Enzo Trossero (2009) y Nery Pumpido (2012). Tanto el defensa como el guardavalla supieron ser ídolos dentro de la cancha en los 80' y habían tenido una gloria intermitente como entrenadores: Trossero cosechó éxitos en Suiza, llegando a dirigir el conjunto nacional de aquel país. Pumpido, en mayor medida, fue campeón de la Copa Libertadores con Olimpia. Pero la realidad era que ambos se encontraban lejos de sus clímax como entrenadores, caminando en la cornisa del ostracismo. "En ese momento era el perfil que buscamos, aunque no fuera la característica de lo que solíamos buscar. No ayudaron los resultados. Lo mismo pasó con Pumpido, que venía de ser campeón de América con Olimpia. Hasta ahora los resultados indican que los técnicos con el perfil de Almirón, Cocca o mismo caso de Heinze, son los que más cómodos nos sentimos. Son técnicos muy obsesivos del tema físico y táctico" acota Trubiano. Trossero, en tiempos de asumir, tenía 56 años. Pumpido, 55. El ex Independiente lejos estaba de dar sus primeros pasos como técnicos cuando firmo con Godoy Cruz, ya que tenía a sus espalda casi dos décadas de trabajo como DT. El ex meta de River Plate obraba de director técnico desde 1999. El contraste con los entrenadores anteriormente repasados no es únicamente cronológico ó en base a trayectoria, sino principalmente en resultados obtenidos.



Omar Asad fue quien mejores rendimientos cosechó. En su único año al mando, finalizó tercero en el Clausura y quinto en el Apertura, logrando clasificar a la Copa Libertadores. Da Silva, su sucesor, tampoco hizo una campaña menospreciable, logrando el tercer puesto en el Clausura 2011, y el doceavo lugar en el torneo consecuente, obteniendo una nueva clasificación a la máxima competición continental. El único bache fue el último puesto en el grupo que el equipo mendocino compartió, en la Libertadores de aquel año, con Peñarol, Liga de Quito e Independiente de Avellaneda.

Rol esencial el de Diego Cocca, quien afianzó al conjunto en la máxima división a fuera de buenas actuaciones que le valieron el mote de revelación: Doceavo en el Apertura 2008 y noveno en el Clausura 2009. Y en su fugaz experiencia comandando las tácticas, Jorge Almirón logró el cuarto puesto en el Torneo Final del 2014. Palermo y Mayor realizaron campañas discretas. Estos datos, por supuesto, condimentados con la presencia del ya mencionado Daniel Oldrá, quien de forma oficial o interina, completó seis etapas al mando entre los años 2007 y 2015.

El vocal Trubiano desliza un deseo con forma de proyecto: "La idea nuestra es tener el 80% del equipo profesional con jugadores de la cantera del club. Y que en un futuro no tengamos que salir a buscar técnicos, sino tener una escuela de entrenadores dentro de Godoy Cruz, con esta metodología que nosotros solemos implementar en la insitución"

¿Existe un "modelo de contratación de técnicos made in Godoy Cruz"? ¿Existe el factor suerte en esa apuesta táctica? ¿Es escuela, o es estilo? El análisis puede ser excedente ó escaso. En algún punto Jorge Almirón se une con Martín Palermo y estos dos indirectamente se relacionan con Omar Asad. El Bodeguero (y sus buenos resultados) lo hizo posible.


sábado, 25 de julio de 2015

Crónicas de Eduardo Acevedo: "Desde jugadores a hinchas me pidieron que no me fuera"



Cuando Banfield perdió la categoría, consumado aquel ya lejano Torneo Clausura 2012, quien escribe este post se encontraba a mitad de camino del cuarto año de la escuela secundaria (a.k.a. primero de polimodal). Por la televisión observaba que, consumada una dura goleada ante Colón por 3 a 0 en un desconsolado Florencio Sola, El Taladro caía en las tinieblas de la segunda división y las caras largas y entristecidas teñían de luto las imágenes de la transmisión. Hubo muchas facetas posterior a aquella nefasta tarde de invierno que no quedaron esclarecidas o que ingresaron en una confusa nebulosa: El club quedó acéfalo, las cuentas económicas se sumergían en el anonimato, la incertidumbre en cuanto a altas y bajas en la plantilla reinaba en los lares banfileños y las elecciones presidenciales intentaban hacer pie ante el desborde de incógnitas de una bomba de tiempo futbolística que, finalmente, detonaba con el descenso.

Quien comandaba a los muchachos del Banfield era el uruguayo Eduardo Acevedo, flamante entrenador tras la abrupta partida a tierras árabe-petroleras de Jorge Da Silva. Con una mirada franca y con un trabajo a pulmón, se encargó de las estrategias de un equipo que intentaba a todo corazón evitar lo que, tristemente, se tornaba inevitable con el pasar de las jornadas. Mientras el mundo se derrumaba y la prensa así lo mostraba, Acevedo, puertas adentro, se ganaba el cariño de jugadores e hinchas. Pero cualquier historia interna fue tragada por, retomando al segundo párrafo,  la vacilación y las dudas del  post-descenso. La transición dirigencial, con el protagonismo de los días de comicios que determinarían a un nuevo presidente, eran prioridad ante contratos que vencían, jugadores que emigraban y sospechas que se elevaban a tono denunciativo. En esa vorágine, el protagonista de este reportaje, el entrenador Acevedo, dejaría en silencio su lugar en el banco de El Taladro. Su nombre no reaparecería en la prensa Argentina y su persona se alejaría por un largo tiempo de los bancos de suplentes. ¿Qué sucedió exactamente?

Tres años más tarde, un teléfono sonó en la sede del club Cerro de Montevideo, conjunto al cual acababa de arribar el técnico Eduardo Acevedo en su regreso a las canchas tras tres años alejado de las mismas. La buena voluntad de los empleados del club uruguayo hicieron posible arribar a la entrevista que te encontrás leyendo. Un tiempo después de aquella campaña, la historia detrás las indicaciones y las tácticas de Acevedo: Una historia que, a pesar de transcurrir en tiempos complicados  ante las dificultades que a veces el fútbol nos propina, esboza el cariño hacia los jugadores y los momentos de unión conjunta independientemente de que marque el resultado del cotejo. El comienzo, el durante, el fin y la reflexión final de la Era Acevedo relada por él mismo, en una entrevista pionera con un entrenador a corazón abierto que elige recordar su experiencia en la Argentina con una sonrisa.




¿Cómo fue tu arribo a Banfield? ¿Quíen te contactó y posteriormente contrató para dirigir a El Taladro?

A mi me vinieron a buscar de Buenos Aires. Yo había jugado la Copa Libertadores con Nacional, enfrentando a Banfield. De ahí había quedado un seguimiento de ellos hacia mi. Se iba El Polilla Da Silva y me vinieron a buscar. Yo era ajeno a muchos problemas. Si tenía muchas ganas de dirigir en Buenos Aires.


A medida que avanzaba el torneo, ¿percibías cierta diferencia con lo que creías que te encontrarías en el club o te imaginabas una situación parecida?

No me imaginaba una situación así, noté muchas diferencias. Lo único rescatable fue la parte de los jugadores. Impresionante en todo sentido. En la parte dirigencial, tuve el apoyo constante. En un momento vi que había cosas que escapaban a mi y presenté renuncia, la cual no me la aceptaron. Vinieron hinchas, dirigentes y los 25 jugadores para convencerme que no me fuera. Y decidí quedarme. Esto fue en la fecha que perdemos con Estudiantes. 

Hay un partido que fue algo así como un oasis en el desierto, la goleada 5 a 2 a Olimpo en Bahía Blanca. Me imagino que la recordás bien, ¿no?

Si, perfecto. Aquel equipo jugó muy bien muchas veces. Y por ciertas cosas, o por algún defecto, pelota quieta o detalle, no se nos daban los resultados. Pero el equipo jugó partidos muy buenos, como con San Lorenzo, Unión o Lanús. Si vos ves el video de ese último partido te tirás de los pelos. Dos penales a favor que no nos concedieron. Hubo varios partidos que no se daba el resultado por distintos motivos. Uno ve diferencias en los conceptos arbitrales. De los jugadores, solo tengo agradecimiento para decir. Hasta el día de hoy nos comunicamos, y sabemos lo que vivimos y los momentos que pasamos. La hinchada de Banfield también, la barra vino a hablar conmigo, para decirme que me apoyaban en todo y sabían como era yo. Esas cosas son de agradecimiento. 

De alguna manera la situación complicada los unió, ¿verdad?

Si, así es. Pasamos momentos muy difíciles. Cosas que eran imposibles se daban. Faltando seis fechas me quise ir tras perder con Estudiantes y desde jugadores a hinchas y dirigentes me pidieron que no me fuera. Yo creía que debía ser noble ante ese pedido.

¿Cómo te recibió la hinchada, te conocían?

Si, me conocían por haber jugado la copa contra ellos. Con Nacional le ganamos 2 a 0 y lo eliminamos. A Banfield, campeón argentino, lo dirigía Falcioni. Desde el primer día no tuve problema. En las primeras jornadas vino la barra a hablar con los muchachos, y ahí se aclararon los tantos y quedó todo bien. De ahí en más, a pelearla todos juntos. Me queda el dolor de cosas que fueron injustas, y todo sabemos lo que luchamos ahí.

Debemos ir al 24 de Junio del 2012, cuando Banfield pierde la categoría ante Colón. ¿Qué recordás de aquel vestuario?

El llanto de los jugadores. Banfield no se merecía eso, por juego. Yo vi lo que dió cada jugador. La tenía muy clara que habían dado el máximo. Ver las lágrimas de jugadores grandes y chicos es algo que pega y queda en el recuerdo.


Después del descenso hay una nebulosa que nunca podemos terminar de descifrar: Portell se va, el club queda acéfalo, todo dentro de una neblina que nunca la podemos esclarecer. Vos que la viviste desde adentro, ¿cómo fue tu salida de Banfield?

Pasaron muchas cosas. Nosotros habíamos cobrado en Banfield 20 días nada más. La nueva dirigencia de Banfield no reconoció cosas que estaban firmadas. No quede muy contento con ellos. Me hicieron una jugada un día, me llegó un telegrama alegando que yo debía presentarme a las 8 de la mañana estando yo en Montevideo, todo porque yo reclamaba el pago de nuestro dinero. Mandamos un telegrama con los abogados uruguayos que no quisieron reconocer. Tuve mil problemas. De lo de Banfield, cobré la cuarta parte y en veinte cuotas.



Pero entonces, ¿cuando termina el partido ante Colón vos dejas de ser el técnico?

No, yo tenía contrato y nunca se me comunicó nada. Yo me presenté en Buenos Aires para hablar con los dirigentes que habían estado en mi etapa, ya que no conocía a los dirigentes nuevos. Hablé con empleados administrativos también. En un momento, Daniel Garnero me llamó por teléfono y yo le dije que estaba en todo su derecho de asumir, pero que a mi aún no me rescindieron el contrato. Cuando reclalamos nuestro pago, hubo muchas vueltas. Terminamos cobrando un dinero mínimo.

Después de Banfield, ¿en qué consistió tu carrera?

Yo enseguida me fui a Europa. Estuve en Italia y España, recorriendo y viendo entrenamientos. Regresé a Uruguay e hice un precontrato con el fútbol árabe mediante una empresa suiza. Al final no se consolidaron, pero debí esperar 8 meses a que se terminaran los mismos. Después me contrata la cadena Fox. Rechacé varias ofertas para regresar a México de nuevo. Luego ya tenía ganas de dirigr de nuevo, y vino Cerro a buscarme. Estuve cerca de ir a Nacional, anteriormente. Cerro, la única vez que salió campeón, fue conmigo. Por temas familiares no me quería ir al exterior, y le tengo mucho cariño a esta institución.




Tres años pasaron de tu experiencia en Banfield. ¿Volverías al fútbol argentino?

Me interesa el fútbol argentino. Me apasiona. Tengo muchos amigos ahí. Y he dirigido a muchos jugadores del mismo, Damián Álvarez, Ludueña, Colotto... Una lista enorme de jugadores que quedamos con una amistad de por vida. Mismo los jugadores de Banfield, El Laucha Lucchetti, Alayes, Bustamante, Chavez, Facundo Ferreyra... Yo a Argentina la quiero muchísimo. Si lo que me interiorizaría más es en la política interna del club. 

Con la hinchada de Banfield, ¿quedó alguna palabra pendiente?

A mi me trataron mejor de lo que yo esperaba. No tengo una palabra, ellos saben bien lo que se vivió. Los que siguieron al equipo partido a partido saben que dimos la vida por Banfield. Agradecimiento, más que nada. Y el lamento y el dolor de no haberles podido corresponder con otras cosas. Pero la hinchada sabe bien las cosas que sucedieron. En ese sentido, estoy muy tranquilo. Constantemente sigo a Banfield. Me alegro mucho por Matías Almeyda, desde el ascenso hasta la actual campaña. La verdad que, en el recuerdo mío, solo es cariño con Banfield. 

martes, 14 de julio de 2015

Argentina- 1 Bolivia- 0



El título delata un partido que tranquilamente se podría dar en contexto de una eliminatoria o torneo juvenil, también en el ámbito amistoso y, ¿por qué no?, en un mundial de su categoría. Fue un friendly match el que hizo que estas dos selecciones se enfrentaran a fines del 2010, en una fecha hundida entre preocupaciones mayores como las fiestas, las vacaciones y las mesas de examen.  Pero en aquel cotejo ocurriría un hecho insólito, polémico y misterioso. El paso del tiempo y el ninguneo mediático lo sumergieron en un ostracismo. ¿Qué ocurrió aquel día?

El 17 de diciembre de 2010 jóvenes argentinos (Esteban Andrada; Adrián Martínez, Germán Pezzella, Leandro González Pirez y Lucas Rodríguez; Juan Iturbe, Jonathan Mazzola, Rodrigo Battaglia y Michael Hoyos; Mauro Díaz y Sergio Araujo) y bolivianos (Pedro Lusquiño; Sergio Garzón, Jorge Toco y Alejandro Méndez; Ramiro Ballivian, Alejandro Chumacero, Diego Hoyos y Leandro Gareca; Darwin Ríos y Gianakis Suárez y Landivar Reyes) se vieron las caras en un encuentro disputado en la provincia de Córdoba debido a un torneo amistoso entre selecciones Sub 20 del continente. Y dentro de la normalidad de aquella noche, emergía una curiosidad: El árbitro. La participación de Hector Baldassi había sido extrañamente cancelada desde AFA y, entre gallos y medianoche, había aterrizado en suelo nacional un tal Lengyel Kolos, referí originario de Hungría. Independientemente del curioso origen de Kolos, la noche cordobesa estaba lista para atestiguar el partido. Fue dado el pitido inicial y la pelota comenzó a rodar. Como diría Eduardo Sacheri, lo raro empezó después.

El partido era chato, aburrido y con escasas ocasiones de riesgo para ambos lados. Parecía que el único factor influyente era el calor de aquel crepúsculo cordobés. Hasta que el juez húngaro se llevaría los pocos flashes presentes a causa de una decisión inexplicable. Cuando el partido llegaba a su fin adicionó… 12 minutos. No existían justificaciones, ya que había sido un cotejo prácticamente sin interrupciones. Y como frutilla del postre, Kolos cobraría un penal  altamente discutible a favor de los dirigidos por Walter Perazzo. Sergio Araujo cambiaría la pena máxima por gol y, mientras el conjunto visitante hacía fila para insultar y reclamar ante Kolos, Argentina se llevaba un triunfo poco satisfactorio en su casa. Marco Sandy, DT de la escuadra boliviana, debió contener a sus jugadores para evitar que las protestas pasaran a mayores. Un escándalo.

Pero para sumarle un toque de intriga y de sombras a lo ocurrido aquella noche de Diciembre, tenemos que ir al accionar de un periodista que concurrió al lugar de los hechos. Federico Giammaría, cronista de La Voz del Interior, busco alguna explicación a lo sucedido en una suerte de entrevista con Kolos dada tras el partido en el hotel donde él se alojaba. La única respuesta que recibió fue un tibio “Solo hice mi trabajo” desde el juez. Acto seguido se retiraría escudado por un puñado de hombres de traje con rasgos asiáticos. Que había gato encerrado ya era una realidad asumida. Pero tendríamos que esperar más de dos años para entender un poco lo que sucedió en aquella ocasión.


En febrero de 2013, Rob Wainwright, director de Europol, denunció la existencia de casi 700 partidos amañados, vía arbitraje, jugadores o dirigentes, “a piacere” de la mafia de las apuestas ilegales. Y uno de los casos señalados por Wainwright fue el Argentina- 1 Bolivia- 0 ocurrido en Córdoba tiempo atrás. El acusado de liderar las maniobras fue Eng Tan Seet, hombre originario de Singapur y supuesta cabeza de la camorra ilegal que infectaba al fútbol a nivel mundial (la mancha de los partidos arreglados salpicaba, además de a América del Sur, a Europa). ¿Se acuerdan de los extraños hombres de rasgos asiáticos que caminaban junto a Kolos observados por Giammaría en la noche de los 12 minutos adicionados? La chance de que Eng Tan Seet estuviera, al menos por una noche, en suelo argentino acompañado por sus secuaces es completamente posible.

Kolos, tiempo más tarde, sería detenido en su país, a la par de otros árbitros acusados desde la justicia que posteriormente serían suspendidos de por vida por la FIFA a causa de la corrupción. Sobre sus hombros se posaban acusaciones de influencia en el resultado final de diversos partidos internacionales para beneficio de la mafia de las apuestas. Pero la pregunta es… ¿por qué un partido discreto y de poco peso a nivel fútbol escondía semejante trama a sus espaldas?

Que la poca importancia que le dieron las noticias a lo sucedido haya servido de “escudo” para llevar a cabo la operación ilegal es un factor importante. Sin embargo, mejor recurrir a lo redactado por Christian Colonna sobre el detrás de escena del descaro desde el punto de vistas de las apuestas:
Argentina-Bolivia, por un torneo amistoso Sub20. Antes de empezar el partido, las cuotas eran: Argentina, 1,10; empate, 7; y victoria de Bolivia, 25. A medida que los minutos van pasando y el partido sigue 0-0, lo normal es que vaya bajando la cuota del empate. Así, en cualquier encuentro “limpio”, las cuotas al comienzo del segundo tiempo, habrían sido: Argentina, 1,40, empate, 5 y Bolivia, 15. Sin embargo, aquella noche, los números no se movieron. No se movieron en ese momento y tampoco se movieron a medida que se acercaba el final. Un 17 de diciembre de cualquier año se reducen mucho las opciones de apuestas (no hay fútbol argentino, se pararon las grandes ligas europeas por las fiestas o por el frío, todavía no arrancó la temporada de tenis…) y por eso hubo grandes movimientos en ese torneo amistoso (…) Llegando al minuto 90 y con el partido todavía 0-0, ¿cuánto tenía que pagar el empate? 1,10 por lo menos. Sin embargo, Argentina seguía pagando 1,10. 

Era evidente algo raro había y que las casas de apuestas ya tenían mucho dinero jugado de antemano a la victoria local.

El referí Kolos

En Septiembre del 2013 Eng Tan Seet fue capturado y hoy en día se encuentra esperando su juicio. Kolos, alejado de las canchas, ve su carrera tirada a la basura mientras espera que caiga sobre su cuello el peso de la ley. Federico Gianmmaría, aquel curioso cronista que pudo sacarle algunas palabras al húngaro, vería como un escrito suyo de un partido ignorado por la prensa se convierte en una prueba de valor incalculable sobre las acciones de la mafia de los partidos en suelo argentino. Para describir el resto de la historia, simplemente no alcanzan las palabras.


Quien les escribe conoció los hechos redactados anteriormente gracias a lo escrito por Gustavo Veiga (quien citó a Federico Gianmmaría) y el ya mencionado Christian Colonna en las notas De transa en transa y Tramposos sin disimulo escritas para la revista Un Caño de marzo de 2013. Un Caño, tesoro a nivel revistas del fútbol argentino, lamentablemente ya no sigue más en circulación. Los segundos Miércoles de cada mes, donde al menos en mi caso la revista llegaba a mi casa, se siente un gran vacio que se tornó muy difícil de llenar. Gracias por la magia Un Caño. 

sábado, 11 de julio de 2015

Ángel Cappa, en Libero & Enganche: "Que no exista más la sospecha, y que el fútbol sea lo que todos deseamos"

Las palabras arribaron desde Europa hacia la sintonía de Radio Cooperativa. El móvil-conexión radial nos rencontraba con un Ángel Cappa que exclamaba un reclamo de justicia ante una posibilidad de que una mano oscura haya sido la que le arrebató el título a su Huracán, en aquella final del Clausura 2009, ante Vélez Sarfield. El escándalo de las escuchas en AFA ya es una realidad que se encuentra en oídos de todos, visto desde los ojos de Cappa como un motivo para tender un manto de investigación a ese polémico cotejo, con el fin de esclarecer todo margen de dudas. 

Desde mi teléfono, marqué rumbo a Madrid, España, para entablar con este fiel discípulo del menottismo, y autor de quizá el equipo que mejor juego demostró en campo de juego en los últimos quince años, una conversación que desde ya no se limitó al AFAGate, sino que hizo cumbre en temas de diversa profundidad: Los principios, el espíritu amateur y el reencuentro teórico con su propia juventud. Sin más preámbulo, el reportaje con Ángel Cappa. 




¿Cómo lo está tratando este segundo tramo del año 2015, allá en España?

Bien, con mucho calor. Con 40 grados aquí en Madrid, hay una ola de calor en España. Pero bueno, cosas naturales.

Me interesaría charlar con usted respecto a una frase que brindó a los colegas de Radio Cooperativa en base a las escuchas en AFA y su posible relación con aquel polémico arbitraje de Gabriel Brazenas en el Huracán-Vélez del 2009. (“Lo único que me interesa es que se averigüe y salga la verdad, porque hay indicios para sospechar que no fue una simple equivocación”) . ¿Qué indicios tiene para creer que existe una relación entre las escuchas y aquella polémica final?

No se trata de una relación con las escuchas, eso yo no lo se. Yo digo que tengo indicios que me permiten sospechar de que en ese partido los errores arbitrales no fueron casuales. Yo creo que, aprovechando ahora que se está investigando en la AFA y en la FIFA distintas actuaciones turbias o corruptas, desde el punto de vista de Huracán, que es el que me interesa, se pueda despejar las dudas que existen en torno a ese partido. No se trata solo de esta sospecha, hay muchisimos partidos, campeonatos, ascensos y descensos que han estado bajo sospecha, y ahora sería la oportunidad de aclarar muchos de ellos.

¿Puede ser este el comienzo de una revolución en el fútbol?

Puede ser el comienzo de una limpieza en el fútbol. Una muy necesaria. Que no exista más la sospecha, y que el fútbol sea lo que todos deseamos: Una competencia leal, donde los que ganan y los que pierden sean producto del juego, pero nunca de casos de corrupción. 

En caso de descubrirse de que el partido Vélez-Huracán estuvo hecho a drede para perjudicar a su equipo, ¿por qué creen que atacarían así a Huracán?

No se trata de atacar a Huracán. El equipo que hace eso es porque quiere ganar, entonces se "medio asegura" el triunfo con sobornos. Pero eso no es por atacar a Huracán. Si en vez de Huracán, en ese partido en Vélez, hubiera sido otro equipo, hubiera sido lo mismo. 




¿Qué hubiera cambiado si esa final la hubiera ganado Huracán?

Se hubiera respetado el sentimiento de muchísima gente de Parque Patricios. La gente hubiera concretado toda la emoción que vivió durante el campeonato. No se hubiera sentido despojada como se sintió. Hubiera quedado a salvo la dignidad del fútbol, ¿no? En caso de que todo hubiera sido normal. Yo tengo indicios para sospechar que no fue normal, y que no fueron solo errores del árbitro. Por eso me parece correcto que haya una investigación. Si se prueba que fueron errores programados, no pasa nada. No tengo afán de revancha. Pero quedaría satisfacció en la gente de Huracán de que ese partido no lo partido, nos lo robaron. Si la cosa queda en que los errores del árbitro fueron involuntariamente, no pasa nada tampoco, estaríamos más tranquilos, perdimos por errores del árbitro. 

Hay un dato que es el que nos hace sospechar a todos, que es que Brazenas jamás volvió a dirigir después de esa final. Quedó marcado de por vida. 

Si. En cambio el juez de línea, que tuvo dos fallas importantes, Ricardo Casas, nadie lo menciona y fue premiado con el Mundial. De modo que eso también habría que investigarlo. Muchas veces, como yo he leído en muchas escuchas redactadas desde AFA, se dirigen directamente a los jueces de líneas, quienes tienen la decisión de los fueras de juego, las faltas, en fin, de muchas cosas que deciden el partido.

Poniendo su carrera sobre la mesa, ¿cuáles eran los principales principios que usted buscaba inculcarle a los jugadores para divertirse en el campo de juego?

Primero que yo nunca tomé mi participación en el fútbol como una carrera, sino que me tocó caminar por distintos lugares: Equipos humildes y equipos grandes. Fueron etapas de mi vida. Lo que yo siempre quise es no quitarle al jugador el placer del juego. El juego de fútbol es un placer. Lo cual no quiere decir que uno se ría como un imbécil de todo, eso es idiotez. Placer es que uno disfrute de todas las circustancias de la profesión. Es un juego que se transforma en profesión; pero que la profesión no nos convierta en profesionales. Es decir, que no nos quite el sentido amateur, que uno tiene que tener para jugar al fútbol. El mismo que debe tener un artista para actuar: Un artista no puede actuar porque le pagan, actúa porque le gusta. Y un jugador del fútbol no puede jugar solo porque le pagan, juega porque le gusta. Eso fue lo que siempre trate de llevar adelante. Y también el respeto de los conceptos futbolísticos que me dieron los grandes jugadores y los grandes equipos. No traicionar eso. Algunas veces me salió mal, otras me salió bien.




¿Usted aplica está filosofía a diario en las diferentes facetas de su vida, como por ejemplo en el amor, o en el trabajo fuera del fútbol?

En el amor uno tampoco puede ser un profesional, eso por supuesto. Tampoco puede ser padre o amigo profesional. Naturalmente que si, yo trato de vivir con cierta coherencia sabiendo que tengo muchas contradicciones. No soy perfecto ni puro. Soy un poco de todo, como toda la gente.

¿Cómo observa el panorama político, en este año electoral?

En España hay una situación muy favorable para un cambio. El neoliberalismo ha sometido a la gente a una situación de crisis y niveles de pobreza muy grande. Y eso ha agotado las posibilidades las políticas de recortes de derechos sociales. Entonces existe la posibilidad del cambio, de la búsqueda de una sociedad más justa y democrática que la actual. Eso es muy alentador. De la situación en Argentina me entero muy superficialmente. Opinar me parece imprudente.

Usted hablaba puntualmente del neoliberalismo. Este nefasto accionar de desarticular al Estado y quitarle los medios a las personas. No puedo dejar de relacionarlo con el fútbol, con ese sistema canibal del mismo. Por ejemplo, ese desarme que vivió el Huracán del 2009 tras el torneo Clausura. ¿Existe ese sistema en el fútbol, en el cual no hay tiempo para disfrutar y todo se basa en el dinero?

La Argentina es un fútbol de paso hace muchos años. La mayoría de clubes están en bancarrota, y la posibilidad de salvación es vender jugadores. No hay un proyecto, salvo en algunos equipos. Estoy viendo que Pezella ya fue vendido en River, y me acuerdo de él porque cuando yo estuve en River era un chico muy joven que recién empezaba en reserva. Aún no se consolidó en la primera de River y ya lo vendieron. Pongo el ejemplo de Pezzella porque es de Bahía Blanca, como yo, y que lo conozco bien. Pero hay decenas de casos así, que aparece un chico y se tiene que ir. Y vuelven jugadores veteranos que ya están de vuelta de todo. Hace tiempo, entonces, que los equipos están hechos de jugadores que están de vuelta con chicos que están por aparecer. O, en algunos casos, solamente de chicos que están por aparecer. Y están esperando, desde los clubes, que esos chicos hagan dos goles o tres pases seguidos para venderlos afuera. Entonces, es un fútbol de paso, un fútbol que ha perdido identidad. Es un nivel muy bajo el del fútbol argentino por esa razón.

Si el Ángel Cappa de sus inicios en Villa Mitre se encontrara hoy con el Ángel Cappa entrenador, ¿qué creé que le diría? ¿Cómo sería ese hipotético encuentro? 

El jugador de fútbol estaría contento, porque el entrenador nunca traicionó sus sentimientos y su manera de sentir el fútbol. Nunca he dejado de respetar lo que yo sentía, y lo que yo sentía me lo incularon en mi barrio, los grandes jugadores y los grandes equipos. Yo he sido un jugador modesto y un entrenador como cualquiera. Pero muy respetuoso del significado del fútbol. 



Audio de la nota, en video:




Esteban Chiacchio

sábado, 4 de julio de 2015

Arabia Saudita- 0 Nueva Zelanda- 5, la historia de El Milagro Kiwi en Ryad




Recuerdos memorables depositados en un cajón perdido en el tiempo. Héroes de una sola tarde que escriben una historia que el tiempo transmitirá con euforia y que solo podrá ser comprobada por fotos borrosas y videos en VHS. Recuerdos de hazañas que hacen de esta vida un lugar más agradable, y nos hacen sonreír incluso cuando estamos apretados en el medio del pasillo del bondi en hora pico.
Perdido entre las estrellas del universo del anonimato se encuentra El Milagro Kiwi en Ryad. La anécdota de dos equipos con experiencias nulas, repletos de jugadores desconocidos, en un campo incógnito, un día ignorado y en un contexto forastero que fueron parte de un suceso histórico, agónico y, ¿por qué no? casi irrepetible en la historia de las eliminatorias a la Copa del Mundo. Un hecho que sirve como prueba de cómo esto tan complicado, cambiante, y hermoso llamado fútbol puede bañar en gloria a un puñado de injunables transformándolos de por vida en leyendas nacionales. Aquí su historia

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Contexto: Asia y Oceanía pre petróleo y marketing

¿Se puede decir que la Eliminatoria de Asia y Oceanía – disputada por equipos de ambas asociaciones en conjunto - rumbo a España 1982 fue emocionante y mantuvo a un continente expectante? Ni idea (!), casi no quedan registros salvo fichas de partidos y algunos compilados de goles perdidos en el internet. Eran tiempos donde los petrodólares aún no habían consumido al fútbol asiático, donde las tribunas semivacías y los sponsors locales ochentosos hacían estragos en los estadios y  donde asiáticos y oceánicos eran anónimos inubicables en el mapa del fútbol. En fin, un territorio inexplorado, extraño, compuesto por jugadores amateurs y hasta con tendencias bizarras, pero seguro mucho mejor comparado con lo que nos da el fútbol de aquel sector hoy en día, infectado de inversores, aerolíneas millonarias, empresarios y magnates. En fin.

El desarrollo del torneo clasificatorio en aquella ocasión se dio partiendo desde cuatro grupos. El 1 y el 2 tenían cinco equipos, el 3 contaba con cuatro escuadras y el 4 se ramificó en otros dos grupos, el A y el B, ambos con tres equipos, de los cuales saldrían dos de cada uno, disputando semifinales y final para decidir al ganador. Quedarían, entonces, un total de cuatro selecciones victoriosas en sus respectivos grupos que pasarían a disputar una mini-liga todos contra todos que otorgaría dos lugares para el Mundial.

En el primer grupo Nueva Zelanda logró el primer lugar (8 PJ, 6 G y 2 E), superando a Australia, Indonesia, Taiwán y Fiyi. A este último lo golearía en la última fecha, propinándole un aplastante 13 a 0. Del segundo se adueñó Arabia Saudita (4 PJ, 4 G), dejando atrás a Irak, Qatar, Bahréin y Siria. El tercer grupo tuvo como vencedor a Kuwait, metiendo el batacazo (3 PJ, 3 G) por sobre Corea del Sur, Malasia y Tailandia. En el cuarto, China se haría con la llave, ganando su grupo (2 PJ, 2 G) por sobre Japón y Macao, venciendo en semifinales a Hong Kong e imponiéndose en la final ante Corea del Norte.




Perfectos Extraños



El equipo protagonista de este relato es el neozelandés, victorioso en su apartado por sobre australianos, indonesios, taiwaneses y fiyianos. Aquel conjunto alineaba con un ofensivo 4-3-3: Del arco se adueñó durante todo el período de clasificación Richard Wilson, arquero de bigotes y gorra roja. Glen “El Flaco” Dods, Ricki Herbert, Adrian Elrick y Allan Boath eran la línea defensiva. En el medio creaban juego y distribuían la redonda Robert “Bobby” Almond, Duncan Cole y el capitán Steve “Uniceja” Summer. Completaban el conjunto los atacantes Brian Turner, Steve Wooddin  y el pibe Wynton Rufer, con 19 años en aquel entonces. Nueva Zelanda formaba con jugadores con nulo roce internacional y que participan en equipos de proyección muy escasa y de competiciones de un segundo y tercer orden. La mayoría jugaba en la débil liga local y otro puñado se repartía entre diversos equipos de Australia. La excepción era el joven  Rufer, quien en aquel entonces jugaba en el Norwich inglés. Se destacaba puntualmente solo Turner, quien entre los 60’ y los 70’ había jugado en el Chelsea, el Portsmouth y el Brentford. Turner, además, era nacido en Inglaterra, al igual que Almond, Cole, Summer y Wooddin. Los otros extranjeros nacionalizados eran el defensa Elrick y el volante Boath, ambos de origen escocés.  De las tácticas se encargaba John Adshead, británico de 39 que desde 1979 estaba a cargo del seleccionado, y que encaró el camino final rumbo a España 1982 confiando en algunas sobras del fútbol inglés mezcladas con el factor sorpresa del anónimo fútbol neozelandes.

Todos contra todos, de local y de visita

La ronda final comenzó en los últimos días de septiembre de 1981. En sus dos primeros partidos, Nueva Zelanda empató de visitante y venció por la mínima de local a China. Sin embargo en su tercer encuentro, dado en Auckland ante el Kuwait de Carlos Parreira, perdería 1-2 en un encuentro plagado de polémica en torno al arbitraje del indonesio Hardjowasito Surdarso, quien cobró dos penales inexistentes a favor del equipo kuwaití. El primero fue contenido por el arquero Wilson. 10 minutos más tarde pitaría una nueva pena máxima a favor de los de Medio Oriente. Esto desencadenaría un quiebre instantáneo en la frágil sociedad neozelandesa. Previo a la ejecución del mismo, Surdarso recibió un impacto de un proyectil desde un simpatizante que, desencajado en su propia ira, ingresó corriendo a la cancha para llevar a cabo la agresión. Tras una suspensión momentánea del cotejo, se reanudó el juego y el penal fue convertido. Finalizada la jornada, mientras los kuwaitíes festejaban el triunfo, se desencadenó el primer tole-tole oficial de la historia del fútbol oceánico entre la alegría visitante y la bronca local. En un partido esencial y envuelto en polémicas, Nueva Zelanda se iba derrotada. Seguirían dos empates a dos goles consecutivos, tanto de local ante Arabia Saudita como de visitante en la visita ante el viejo conocido Kuwait (quien clasificó a España 82’ gracias a ese punto).





A por el milagro


Para la última fecha de la fase, Nueva Zelanda tenía complicada su clasificación. Kuwait ya se encontraba con sus dos pies en tierras españolas y China, ya habiendo disputado todos sus partidos, los aventajaba por dos puntos (recordemos que en aquel entonces se otorgaban solo dos unidades por cada victoria). Quedaba como única puerta a la máxima competición una victoria en la cita ante la ya sin chances de clasificar Arabia Saudita de Mario Zagallo. Pero aquí está el dato que condicionaría todo lo sucedido en aquella tarde de los  80’: China contaba 9 goles a favor y 4 en contra. O sea, una diferencia de 5 a favor. Nueva Zelanda con 6 goles a favor y 6 en contra. Entonces, una diferencia de 0. Esto daba como pauta para neozelandeses la necesidad de convertir cinco goles para forzar un desempate ante chinos en campo neutral. En fin, un quilombo de la san puta un escenario muy complicado.


La hazaña

El cotejo se disputaba en Ryad, ciudad capital árabe. Era un 19 de Diciembre de 1981. Turbantes, múltiples espacios vacios en las tribunas, carteles con leyendas inentendibles y césped sintético.  Los locales eran irreconocibles. El desconocimiento de los pocos encargados de cubrir aquel partido en torno al conjunto de Zagallo era tal que los relatores recurrieron a su imaginación para describir los nombres del conjunto de casa. El entrenador neozelandés Adshead, se encargó de bañar en realismo a los suyos. En el vestuario de aquel extraño y lejano estadio propuso a su equipo lograr la victoria, independientemente de la cantidad de goles anotados, y volver a Nueva Zelanda con la frente en alto. Adshead se basó en que lo importante aquel día era la dignidad y jugó todas sus fichas a confiar en el pobre estado de los jugadores de Arabia: El arquero Salim Marwam llevaba meses sin jugar profesionalmente, muchos jugadores se encontraban disconformes y en conflicto con la asociación local teniendo así que apelar a varios suplentes y, por último, Los Hijos del Desierto no habían ganado ningún partido de la fase final. Llevaban cuatro derrotas y un empate.
Los restos del fútbol árabe reconvertidos en selección nacional poco pudieron hacer ante una Nueva Zelanda que con muy poco empezó a hacer posible lo que pocos daban por factible. Dos ráfagas de dobletes despertaron ilusiones: Al minuto 16’ Rufer anotó el 1 a 0 gracias a un disparo alto y frontal al arco rival. Turner apareció por la izquierda del área un minuto más tarde y, gracias a la nula resistencia defensiva árabe, puso el 2 a 0. A los 38’, Rufer vuelve a la escena para dar un pase al arco defendido por Marwam que el valla, mal posicionado, solo alcanzo a ver con la mirada. 3 a 0. A cinco el final, Summer tiro por izquierda un tiro que el meta no pudo retener, dejando la pelota a medio morir a centímetros de su arco. La defensa árabe tardó una eternidad en darse cuenta y Wooddin aplicó. 4 a 0. Un gol más forzaba un partido desempate. Un tanto más era acariciar la chance mundialista.

Es difícil de creer, pero realmente está sucediendo” es la frase más famosa en la historia del fútbol neozelandes. Salió de los labios del relator de la transmisión de aquel encuentro, segundos luego del tanto de Wooddin. Contra todo pronóstico, Nueva Zelanda, en aquella ocasión vistiendo una camiseta color verde marino, goleaba en su cotejo ante Arabia y acariciaba la chance de revivir sus aspiraciones de obtener un lugar en España 82’. La historia lograría su climax, entonces, cuando nuevamente Wooddin se abalanzó a por la bocha en un contraataque neozelandés a segundos del final de la primera parte. Con su pierna derecha intento levantar la pelota por sobre el arquero Marwam tras recibir un cabezazo desde afuera del área proveniente del mediocampista Herbert. El valla saltó con los puños en alto pero tomó un pésimo impulso. La poca altura que había ganado hizo que, mientras la pelota se perdía sin dueño a la derecha del área,  chocará con el atacante visitante. El árbitro, Charler Corver, originario de Holanda, pitaría penal a favor de Nueva Zelanda.
“¡El referí concede el penal!”. El desconocido narrador que relataba en cadena nacional en cada hogar neozelandés derrochó entusiasmo, euforía y sorpresa en aquella declaración. El encargado de lanzar el penal era Turner, autor de un gol en aquel partido.

Recuerdo que de los nervios no podía soltar la pelota del punto de falta. El referí, que creo que era europeo, me decía ‘Tómelo con calma señor. Calmesé’, y yo solo alcanzaba a doblar el cuello y mirarlo. Me encontraba duro como una roca” diría Tuner años más tarde en una entrevista. Un tiro suave y preciso al medio del arco árabe, opuesto a la dirección orientada a la derecha del arquero Marwam, hizo estallar en alegría a un pueblo. Uno de los momentos más representativos de aquella escena fue cuando Almond, entre festejos y abrazos, le recordó a Herbert una bizarra apuesta que habían hecho en el vestuario previo a salir a la cancha: “Se acercó y me dijo ‘Hey Bobby (Almond), si marcamos cinco goles te beso el culo”. Cuando Brian (Turner) anotó el penal, lo busqué con la mirada y le dije “Vos venís para acá” confesaría entre risas el jugador tiempo después.



El primer tiempo concluyó con un 5 a 0 a favor de Nueva Zelanda. Parecía una alucinación.  El entrenador Adshead ordenó una táctica defensiva con la idea básica de conservar el resultado e ir a por lo seguro. Daba la sensación de que el resultado era un baldazo de agua fría para ambas partes, pero mayormente para los neozelandeses, que a pesar del pésimo juego árabe no podían caber en su alegría y expectación al conocer que estaban a 45 minutos de volver a soñar con convertirse en jugadores mundialistas y, en caso de lograr lo que parecía imposible, leyendas nacionales. El segundo tiempo se desarrolló con dificultad. Nueva Zelanda mató la redonda con pelotazos y un despliegue únicamente defensivo. El pasto sintético era otro adversario más en el campo de juego, ocasionando cortes y molestias en los pies de los protagonistas.  En silencio y con cautela, Nueva Zelanda mantuvo el cero en su arco y llegó a la finalización del partido logrando alcanzar un desempate con China. 

A pesar del cansancio físico, los cortes, la poca experiencia y la nula confianza que le auguraban los pronosticadores, los muchachos de Oceanía alcanzaron la epopeya, que sería bautizada como El Milagro Kiwi en Ryad. Y ya habían llegado demasiado lejos para detenerse…



A por la gloria

El 27 de Diciembre de 1981, como alumno del secundario dando en mesa de examen en el último suspiro del año, Nueva Zelanda arribó a Singapur, el campo neutral elegido para el choque con China. El ganador alcanzaría la participación en la Copa del Mundo. “No se trata de mí ni se trata de los rivales. Se trata de su historia. De ustedes mismos” rezaría el DT Adshead en el vestuario. ¿Recuerdan que dijimos que Adshead tenía ciertas tendencias a invocar a migajas del football de las islas británicas? Fue ese quizá el factor más importante. Con un poco más de juego y manejo de la redonda Nueva Zelanda superó por poco al duro y nulo de improvisación juego chino.  A los 24 minutos del primer tiempo Wooddin apareció en el borde del área para cruzar un remate cruzado que beso la red rival. El primer tiempo finalizó a favor de los neozelandeses. “Llegamos al vestuario e intentamos tranquilizamos. Sabíamos que esto se resolvía con un gol más. No teníamos nada que perder. Y teníamos mucho que ganar”, asi describiría la situación del equipo oceánico en aquel vestidor el defensa Dods.

El segundo tiempo comenzó y Nueva Zelanda golpearía en el marcador nuevamente: El arquero Wilson saco desde su valla un pelotazo en largo que, pasando por arriba de cabezazos en vano desde jugadores chinos, Wooddin logró acomodar con la testa para que el delantero Rufer la recibiera con pierna derecha, corriera con la bocha al piso en diagonal al arco rival y, tras regatear hábilmente a un adversario, sacara desde el borde del área un tiro que se clavaría en el ángulo izquierdo del arco. Gritos de descargo, corridas y sonrisas que chocaban ante la incredulidad china y la frialdad del estado singapurense. 



A quince minutos del final, China lograría traer cierto suspenso al cotejo cuando el delantero Huang Xiangdong anotó el descuento de tiro libre. Pero, salvo centros con destino incierto, no lograrían inquietar al ya emocionado y eufórico conjunto neozelandés. Cuando el partido finalizó, entre abrazos y llanto de conmoción, la leyenda del equipo ya clasificado a la Copa del Mundo era un hecho. El 27 de diciembre, en un ignoto estadio de Singapur, la hazaña neozelandesa encontraba su éxtasis. Tras el milagro ante árabes y la victoria definitiva ante chinos, los muchachos de Adshead se preparaban para su primera experiencia mundialista, sensación seguramente incomparable para quellos héroes de comienzos de los 80’.

En ese momento no cabía en nuestras mentes lo que acabábamos de lograr. Habíamos clasificado a Nueva Zelanda a la Copa del Mundo,  el torneo más convocador y apasionante a lo largo del globo” diría posteriormente  el capitán Steve Summer. El mediocampista Almond sería un poco más directo y sincero: “Fue increíble. Ni nosotros lo podíamos creer”.

En España 1982, Nueva Zelanda finalizaría sin victorias en tres partidos, cayendo ante Brasil, la URSS y Escocia, siendo eliminada en fase de grupos tras una fugaz participación.


En fin, este es uno de los relatos encantadoramente poco conocidos del fútbol. Un relato que cuenta como este místico azar en forma de pelota puede hacer real el anhelo más lejano de tu cabeza, en un estadio repleto o en el patio de tu colegio de secundaria, convirtiendo al fútbol en sinónimo de uno de los momentos más felices de tu existencia.


El condimento especial de esta historia pasa también por la eterna contradicción de los tiempos futuros. Compañías, multinacionales y adinerados que hacen, detrás de un abrazo tras un gol agónico ó un llanto sincero tras un partido que marca un antes y un después en tu vida, un negocio frío y ausente de vitalidad. Y aun aceptando que a todos nos gusta la guita, los aires acondicionados, la Coca Cola y el WhatsApp, reconocemos lo puras y fascinantemente ingenuas que eran estas hazañas anónimas pero inolvidables, en tiempos de jugadores amateurs, videos de transmisiones caseras que luego quedan perdidos en las profundidades de coleccionistas de YouTube y terrenos inexplorados que tras bañarse en gloria pasaban al primer plano del fútbol de elite mundial.